martes, 7 de marzo de 2017

Música del Cosmos

La música es el placer que experimenta la mente humana de contar [con números] sin ser consciente de que está contando (Gottfried Leibniz)
A estas alturas ya he renunciado a comprender los mecanismos internos de la teoría de la relatividad general y los de la mecánica cuántica. Tampoco es que me deprima. La mayoría de gente científica no las dominan en su totalidad y mucho menos son capaces de explicarlas. Ahora tratan de integrarlas en diversas teorías, la más conocida es la de las cuerdas, que presenta un mundo de partículas en continua vibración (con más de una decena de dimensiones); o en la de la gravedad cuántica de lazos, que postula que el espacio mismo es una trama de bucles; o en la de conjuntos causales, en la que la estructura del espacio se contempla como la arena de una playa. Pero a pesar de este desistimiento, continúan atrayéndome obras de divulgación científica.
Esta vez he picado en El jazz de la física, de Stephon Alexander, negro del Bronx que relata su peripecia hacia la ciencia y el jazz. La pulsión científica que siente no deja de estar tocada, en el entorno del barrio, por los múltiples encuentros que tiene con la música, vía de escape y posibilidad de esquivar al determinismo de la pobreza y la violencia. Dotado de intuición y de inteligencia, la existencia le abre puertas en los caminos que va tomando, a veces sin destinos de primera vista. Su propósito es dar con la fórmula que explique la estructura del universo, la expansión y contracción de las galaxias. Bajo la sospecha de que tienen una estructura musical –¿dónde se esconde esa fórmula (sencilla) matemática que lo muestre?–, que suenan con ritmo, cadencia, armonía, tonalidad o improvisación. Pitágoras y su música de las esferas no deja de estar presente en las Cosmologías actuales.

Además de una portentosa capacidad matemática, Alexander se vale de la improvisación y de las analogías. En su apoyo viene Einstein (que tocaba el piano) cuando explica la formulación de la teoría de la relatividad: «Se me ocurrió por intuición, y la música fue la fuerza que la impulsó. Mi descubrimiento fue el resultado de la percepción musical». Por aquí pasan John Coltrane, Margaret Geller, Brian Eno o Richard Feynman. Agradable compañía.
[Salud. En espera de que la vida transcurra por sus cursos].

12 comentarios:

  1. El Universo con una estructura musical, pero qué interesante...
    Me encanta tu reseña.
    Besos, Ignacio.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. A lo mejor, Celia, nos pasamos la vida escuchando la música de las estrellas...

      Besos, chica.

      Eliminar
  2. Es curioso, pero comparto la idea de que las analogías apoyan la creación y el conocimiento.

    Saludos.

    ResponderEliminar
  3. Pues bonito ese pensar en una música de las estrellas.
    Un abrazo

    ResponderEliminar
  4. Hola Ignacio: discúlpame, pero hoy me he perdido un poco con tu entrada ¿podemos pensar que el Universo es una estructura musical? Sería maravilloso, pero de ahí mi duda o mi incapacidad de entender.

    Un abrazo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Eso es lo que desea demostrar Alexander, basándose en analogías jazzísticas. Y está detrás de la fórmula matemática que lo avale. Lo cual es otro cantar.

      Abrazos, Conchi.

      Eliminar
  5. Acompañada de jazz, la vida acostumbra a transcurrir por sus cursos. Es mi música favorita desde mis veinte años.

    Abrazos!!

    ResponderEliminar
  6. Esta entrada tengo que tener más tiempo porque quiero buscar música de él a ver si además de matemático como jazzista merece la pena jaja seguro que sí...

    Muaaks!

    sigo subiendo .. xD! parece que he buceado a las profundidades abismales ; )

    ResponderEliminar
  7. ¿Tienes tus propios tonos de llamada o no? He encontrado la colección de tonos de llamada perfecta en: http://sonidosgratis.net

    ResponderEliminar

Nos encantan los comentarios y que nos cuentes lo que quieras.