martes, 15 de abril de 2014

Silencio

«”Tendríamos que aprender a convivir así. Ya somos adultas las tres”, dice ella. “Es cierto ‒contesto‒, solo tenemos que atender nuestros íntimos deseos”. Quedamos en silencio, envueltas en la certeza de estar vivas. Miramos por la ventana, las frentes apoyadas en los visillos transparentes, hombro con hombro con hombro, dejando que los ojos ojos ojos caminen hasta los blancos manzanos de la ladera del sur, atravesando el moderno bulevar que ha construido la gente de esmoquin retirando las vías de tren. (Por las calles de la ciudad va mi amor. Poco importa hacia dónde en el tiempo dividido, escribe René Char en Furor y magia).
»Ella yo y ella convivimos. Resulta bastante más fácil de lo que hubiéramos pensado. Flores hojas y frutos. La anciana de la frente arrugada nos narra historia. La mirada fija en una una y una. Nos separan sus palabras. Ella aparece en el desierto, los labios y la piel resecos, da tumbos por las dunas gritando demenciada por el abrasador sol. Yo caigo en furioso río, jugueteada por torbellinos que en la bajada rozan las rocas de la orilla rasgando mi piel. Ella tiene en la boca sabor de fresas. Nos consuela. Le da agua a pequeños sorbos. Apoca mis lancinantes llagas. La anciana grita, pero caminamos sin preocuparnos de sus oraciones, cada vez más alejadas».
Solo tocar la arcilla
Hoy, que poseo el barro y el aliento,
puedo hacerte surgir
de cualquier pentagrama lluvioso,
de cualquier escondido rincón
            donde sueñen las sombras y las arpas giman.
Puedo hacerte emerger,
revestida de espuma,
de un mar enigmático y secreto.

Solo será preciso
acariciar la arcilla,
trazar un simple garabato
            sobre el agua o el suelo
y esperar que el aire pueble las troneras vacías.

[El poema es de Pascual Izquierdo en Alba y ocaso de la luz y los pétalos (2013). Los cuadros: Tres mujeres, de Leger, y The Misses Wickers, de Sargent Singer].

4 comentarios:

  1. Me gusta el poema, y el segundo cuadro, parecen actrices de Hollywood.
    saludos

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  2. Ya lo creo, Karin, no te falta el gusto.

    Saludos.

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  3. Un poema precioso, Ignacio. La arcilla está ahí, casi la tocamos. Bss

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  4. "Nos separan sus palabras"
    Las palabras, muros de aislamiento. Lo que sugieren, lo que denotan, lo que recuerdan: esferas o campos distintos. Y cada cual encerrado en el suyo.

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