Hace unos días que me asomo al
balcón, oteando hacia el sur, por ver si aparece alguna golondrina. No recuerdo
bien cuándo llegan otros años, pero es que las estoy echando de menos ya. Será
que mi cuerpo las presiente. En realidad (si dejo a un lado las rosas), los
gladiolos y las golondrinas son dos de las compañías que más me agradan. Realizan un viaje de treinta días a través de África, cruzan desiertos y cada vez encuentran un ambiente más hostil. Parece que cada año se merma su población en España alrededor de un millón.
La bella golondrina y el viento (Badajoz, 2009), es un breve texto
de María José Fernández Sánchez, ilustrado por Juan Manuel Calderón, que
podemos llevar (sin necesidad de abrirlo) en el asiento libre del coche, cuando
vamos en busca del pájaro azul. O El
canto triste de la golondrina (2001), de María Trinidad Crespo. A las que
podemos sumar otras muchas golondrinas impresas de este nuestro siglo
veintiuno: La golondrina peregrina, Corazón de golondrina, La golondrina roja,
Los dos amigos de la golondrina, La golondrina valiente, La golondrina y el
colibrí, La golondrina viajera, Liberación de una golondrina, Mariana o La
golondrina hija de la libertad, Paulina y la golondrina azul, Sofía la
golondrina, La torre de la golondrina, Trayectoria de una golondrina, etc.
que lindo es esperar a que lleguen las golondrinas. Yo también ya las estoy buscando por el cielo, aunque sin éxito. Y me estaba preguntando lo mismo que tu, ya tendrían que estar por aquí... tal vez estén demoradas en algún punto del cielo...
ResponderEliminarmientras que las esperas, te copio los haikus del año pasado, hay uno de golondrinas.
ya me dirás si te gusta.
http://blogdekarinrosenkranz.blogspot.com.es/2013/08/aves-en-primavera.html
un saludo
Gracias, Karin, son preciosos.
EliminarDicen que cada año la población de golondrinas en España pierde un millón de ellas.
Saldudos.
De pequeña vivía en Sevilla, no sé si por el río, la humedad, el calor, o por estar más al sur... Había montones de golondrinas. Ultimamente no veo ninguna y las añoro. Son tan gráciles y tan elegantes. Su vuelo es una delicia.
ResponderEliminarLeeré alguno de esos textos que propones sobre golondrinas, a ver si así me reencuentro con ellas. Un beso
¡Qué bien, Mere! Al menos tienes eso dentro.
EliminarA ver si te gustan esos textos.
Un beso.
También en El príncipe feliz, de Oscar Wilde, la golondrina tiene un especial protagonismo. Los hombres como este príncipe no parece que demos suerte a las golondrinas.
ResponderEliminarGracias, ebge, por el príncipe feliz.
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