En esta lluviosa mañana de
primeros julio las crías de patos del Arlanzón están a punto de iniciar su vida
por separado. Nadan detrás de la madre y apenas puede distinguirse ya, por
tamaño, quién es quién. Me resulta curiosa la visión porque no hace mucho que
leía en una revista de economía sostenible que hay comunidades con escasos
recursos en países donde las desigualdades sociales son abrumadoras que emplean
las ocas para la limpieza de los campos y para su abonado. Ya sé que los patos
del río y las ocas de Pomerania tienen sus diferencias, pero yo no estoy muy al
tanto de ellas, así que me permito mezclar unos y otras.
El asunto me ha venido a la
mente al andar junto al río, porque la pasada semana, mientras ojeaba un periódico
de 1935-1936 titulado ¡Campo Libre! ‒haciendo
alusión el título del semanario a una corriente emancipadora del campesinado de
aquellas fechas‒, leí un artículo firmado por Jesusa G. de Martínez, algo ya no
muy común el que en la sección «Divulgaciones agrícolas» viniera escrito un
texto por una mujer, que en este caso era avicultora en una granja de Bujedo (Burgos,
localidad cercana a Miranda de Ebro, donde se encuentra un monasterio con rica
biblioteca) y que el mencionado artículo lo fuera sobre «La raza de patos
Khaki-Campbell».
Bueno, a lo que vamos, después
de alabar a esta raza por los escasos cuidados que reclama en la cría, pues su
precocidad es grande, además de que su incubación (natural o artificial) da
mayor número de nacimientos que el resto, habla de que a «los treinta días
daremos por terminada su crianza, dejándolos corretear por parados y
rastrojeras donde encuentran ellos su alimentación, limpiando los campos de
caracoles, limacos y demás bichos que tanto perjudican a la agricultura y para
ellos son un gran alimento».
Es una bonita escena ver a los patitos seguir a su madre pata. Yo tengo la suerte de poder verlos en la Albufera de Valencia, además de otras especies aladas y es un espectáculo precioso, sobre todo al atardecer.
ResponderEliminarSaludos Calados.
Ya lo creo que es una suerte, Gemelas, además de contemplar la madrugada.
EliminarSaludos Blancos.
me encanta observar los patos, tengo fotos, muchas fotos que suelo sacarles sin parar.
ResponderEliminarsaludos patosos
Saludos, Karin. También lo hago yo todas las mañanas (lo de observar, pues sacar fotos me da bastante pereza).
EliminarO SEA QUE CRIAR ESA RAZA DE PAPTITOS, DEJA BUENOS DIVIDENDOS?
ResponderEliminarEXCELENTE POST.
UN ABRAZO
Parece que sí, ReltiH, al menos en aquellos tiempos.
ResponderEliminarUn abrazo.
Ahí tienes a Jesusa, a la vanguardia en ganadería sostenible. No todo va a ser lucha política, también tiene que haber un hueco para el desarrollo económico. Cuánto mejor nos hubiera ido si en vez de tantos palos, hubiera habido más respeto a los logros y opiniones de todos.
ResponderEliminar