jueves, 1 de enero de 2015

¿Por qué escribe usted?


Desde hace unos tres años la Camarera realiza una curiosa actividad, cuyo resultado anota cuidadosamente en un cuaderno: pregunta a la gente que escribe ficción (y que visita el local) «¿Por qué escribe usted?». A primera vista, pareciera empeño inútil (o bastante limitado) al tratarse de una ciudad provinciana. Pero no deja de sorprender la cantidad de respuestas que lleva acumuladas. Gente periodista que se ha dado a la escritura; dos o tres vacas sagradas que se acercan en la semana de la Feria del Libro (celebrada con anterioridad a la de la gran urbe); personas nacidas en la región que giran en las promociones culturales de los entes políticos o económicos territoriales; literatos de la ciudad. En fin, un goteo ante el que ella se las arregla para sacar la conversación con alguno de sus tantos encantos hasta que considera apropiado el momento de deslizarles la susodicha pregunta. No en vano están en una cafetería del centro, con sabor.

Hay de todo en las respuestas de quienes escriben, desde el simple entretenimiento a la necesidad imperiosa de expulsar los demonios que le corroen las entrañas; desde el placer de expresar belleza a la urgencia de transformar la sociedad; desde intentar conocerse a sí misma a tratar de entender a los demás. Yo le digo que, en fin, a mí me parece que lo que más busca la gente es que le quieran y eso es lo que hace que urdan negro sobre blanco. Ayer le hablé de que alguna de las firmas que tiene en su bitácora han dado respuestas distintas según dónde, cuándo y quién les pregunta, y le menciono a Enrique Vila-Matas (al que no tiene encuadernado y se moriría por incluirlo) que se jacta de haber respondido unas veinte maneras distintas a ello. Lo dice en el prólogo a la nueva edición (2005) de La asesina ilustrada, esa casi primeriza novela suya a la que no le vendría mál una corrección (superficial) de estilo, en la que ya pueden verse trazas del enorme escritor que es. Y, sin duda, como también se apunta aquí, lo que hace quien escribe es imitar, es decir, reproducir una actitud ya ocurrida, por lo que habría que abordar a quien primero lo hizo para obtener respuesta satisfactoria a esto.
A mí, por supuesto, no me plantea la cuestión, pues la Camarera entiende que estas (llanas) anotaciones son intrascendentes, impropias de recibir cualquier calificativo coturno.

5 comentarios:

  1. Desde luego que resulta animada esa cafetería.

    Feliz Año.

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  2. Puede que a la camarera le sorprendiera tu respuesta sobre la anotaciones intrascendentes Lavelablanca.
    Un abrazo.

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  3. ¡Oh, ya lo creo, Anónimo! ¡Ya lo creo!

    Gracias.

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  4. También, Conchi. Tendremos que aclararlo.

    Un abrazo.

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  5. Pues me parece un bonito ejercicio el que ensaya la Camarera. Por qué tantas hilanderas se afanan en trenzar y trenzar hilos de imaginación para que nosotros los lectores los desentrelacemos con placer.
    A mí me ha gustado el que apuntas: escribir para sentirse querido. Si el amor es una forma de conocimiento a través de los ojos del otro, con qué riqueza de matices el lector, ávido de muchos autores, conoce, comprende.

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