La literatura es pródiga con la
muerte. Quien escribe, en numerosas ocasiones, no tiene más remedio que llevar
a sus personajes de la mano hasta su final. Y ahí aparecen algunas
discrepancias, reveladoras del ser de cada cual. A Madame Bobary Flaubert le hace, sencillamente, “dejar de existir”.
Milton muestra a la Parca cortando el hilo de la vida con las tijeras en El paraíso perdido, en consonancia con
las creencias populares. Iván Ilich ve luz al final del túnel, pues Tolstoi es
un creyente en el más allá. El realismo mágico suprime la frontera entre vida y
muerte, entre tiempo y espacio, ofertando con la palabra (escrita) lo que no
proporciona la vida; no otra cosa vemos en Pedro
Páramo, de Juan Rulfo.
Pero lo sorprendente para una
mente occidental es la costumbre japonesa de los jisei o palabras de despedida o haikus de muerte (que también
pueden ser tankas), compuestos por condenados a muerte antes de que la horca
les siegue la vida. Siguiendo la indicación de las antiguas enseñanzas: «¿Estás
preocupado porque te hallas a punto de morir dejando tantas cosas inacabadas?
Entonces sé valeroso, y compón un poema sobre la muerte».
Uichi, ejecutado a los 27 años,
escribe:
Carta de madre.
El cúmulo
Empieza a derrumbarse.
Sookan Yakamazi (muerto hacia
1450), por su parte, dice:
Si alguien preguntara
adónde ha ido Sookan,
decid tan solo:
«Tenía cosas que hacer
en el otro mundo»
Y Nishi Takeo, ejecutado a los
61 años, que insistió en su inocencia hasta el último día:
Quisiera gritar
como si rompiera
la luna llena de kan (período frío entre invierno y primavera).
El conmovedor aliento de estos
poemas lo transmiten Elena Gallego y Seiko Ota en Haikus en el corredor de la muerte (Poesía Hiperión, 2014),
incluido el epílogo y notas que acompañan a la edición.
[La pena de muerte en Japón es
legal y se ejecuta en la horca].
unos haikus que sacuden el alma. Una recomendación interesantísima nos traes.
ResponderEliminarsaludos
la verdad que sí lo es, Karin. Y también el libro del que hablamos.
EliminarSaludos.
Lo curioso de Japón es que todavía se ahorque a la gente con el asentimiento de la Justicia. Parece que la mayoría de la sociedad, incluida la universitaria, no es consciente de esta situración.
ResponderEliminarGracias.
¡Vaya, nadie es perfecto!
EliminarGracias
Preciosos Haikus, una cultura tan diferente a la nuestra, pues creo que si me estoy muriendo no tengo el ánimo para despedidas.
ResponderEliminarSaludos.
Literatura y vida forman aquí, trágicamente, una unidad. No se puede desentrañar la una sin la otra. Esto da al asunto un enfoque especial.
ResponderEliminar¡Que vida! y ¡Qué literatura! Además.
EliminarYa lo creo, Conchi, como para hacer versos en esas circunstancias.
ResponderEliminarSaludos.