FANTÁSTICO FIRMIN (FIRMIN, la rata lectora II)

Estuve dándole vueltas al título de esta entrada. ¿Le parecerá el adjetivo "fantástico" apropiado para él?... Seguro que la foto (flickrCC) sí que le gusta, siempre se ha sentido cómodo en el papel de elegante estrella de cine.

He pasado unos días con Firmin, una rata más persona que muchos de los de dos patas que conozco. Su historia me ha hecho reír (hay tantas cosas que una rata desconoce de los humanos, y Firmin las tuvo que aprender solo; es normal que, a veces, se equivocara).
Otras veces su historia te hace llorar, llorar de ternura, porque te encoge el corazón.
Otras veces te hace envidiar su pluma (si es que Firmin hubiera podido escribir sus libros).
Otras veces es ácido, certero en sus descripciones, tremendamente sabio... Consecuencia, supongo, de haber devorado tantos libros (en ambos sentidos, real y figurado).
Pero siempre, siempre, por encima de todo Firmin es humano. ¿Pero no era una rata?. Sí, una rata, pero eso en Firmin es sólo una circunstancia. Sus anhelos, sus miedos, sus alegrías, sus sentimientos en suma, son humanos... O quizás nuestros sentimientos no sean sólo nuestros y estemos pecando de soberbia al llamarlos así, ¿quién sabe?, Firmin me ha hecho reflexionar.

Cuando uno trabaja en un lugar tan fascinante como una biblioteca corre el riesgo, triste condición humana, de acostumbrarse a ello olvidando que ama los libros. Puede incluso ver sólo sus tejuelos para colocarlos en su lugar exacto, para buscarlos, para contarlos... y olvidar mirarlos a los ojos, preguntándose por lo que esconden.
Por eso ver la mirada inteligente de Firmin me ha parecido fantástico, porque me ha recordado que adoro los libros, que es maravilloso pasarse todo el día hurtando tiempo para leer una historia que te ha atrapado.
Porque me he sentido encantada de ser una rata lectora.

Firmin : aventuras de una alimaña urbana, de Sam Savage.
Editorial Seix Barral. ISBN 978-84-322-2824-7