martes, 13 de enero de 2015

La esclavitud moderna (Mundial de Fútbol de Qatar)

La esclavitud  moderna es expresión sobre la que giran los títulos de varias obras que se publicaron en España hace un siglo, más o menos. Una de ellas es traducción de Lamennais (editada por Vértice, en 1928). Otra es de León Tolstoi (editada por Maucci, en 1905). Otra de John Davis (a cargo del Centro de Propaganda Obrera de Tampa, Florida, en 1896). Pero también las había patrias: la anónima La esclavitud moderna o El derecho de los trabajadores (primer número de Biblioteca del Obrero, Madrid, 1871); la de Palmiro del Soto, es decir, José Alarcón (editada por La Voz del Cantero, Madrid, en 1905); la del médico Emilio Z. de Arana, emigrado a Argentina (publicada por el grupo Ciencia y Progreso, de Rosario, en 1898, como La esclavitud antigua y la moderna); la del jornalero autodidacta Francisco Caro Crespo, muerto joven de tuberculosis (editada por Generación Consciente, de Valencia, en 1926, como Carne de esclavitud, obra de teatro); la del obrero Juan Durán Gómez (por La Revista Blanca, en 1935, como Estigmas de esclavitud); la del atrabiliario Elías García (en colección La Novela Ideal, 1929, Esclavitud); o la del pensador Ricardo Mella (editada por el asturiano Bautista Fueyo en Buenos Aires).
Podríamos continuar con más títulos, pero todos refieren esa esclavitud a que someten unas personas a otras en nuestros días tan modernos (incluida la trata de mujeres). En las construcciones que se están llevando a cabo para el Mundial de Fútbol de Qatar 2022, los empleadores (como gustan de llamarse), entre otras cláusulas, prohíben a sus empleados salir del país sin su permiso. De ese modo tienen atados y bien atados a los miles de trabajadores nepalíes que contratan. Es un ejemplo. Han muerto ya unos cientos de ellos. Pero, ¿cómo defenderse en un país donde la justicia se retarda meses y años, y absorbe todos tus posibles ahorros? Familiares y accidentados sólo tienen un modo de salir del país: renunciando a cualquier derecho de reclamar lo que les pertenece.

Este Mundial, representación de una sociedad tan idealizada en occidente, con grandes torneos anuales deportivos y carreras del motor, cuenta con dos embajadores, famosos futbolistas, ahora entrenadores (tan idealizados ellos en la prensa). Nada dicen de esta esclavitud ni de las cartas que alguno de los que están allí atrapados les han escrito, caso del también futbolista Zahir Belounis.

9 comentarios:

  1. Parece que el lujo y los derechos humanos no se llevan muy bien. Pero lo tenemos metido hasta en la sopa.

    Saludos.

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    1. Ya lo creo, ¡quién no desea la vida resuelta! Tal vez, no paramos en las consecuencias.

      Saludos.

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  2. Es tremendo, y tanto se luchó para erradicar la esclavitud y nuevamente ahora hay que volver a comenzar.
    Te copio esta noticia.

    http://www.abc.es/sociedad/20141202/abci-papa-acuerdo-confesiones-religiosas-201412021408.html
    saludos

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    1. Bien dices, Karin, comenzar cada día de nuevo.

      Gracias por el enlace.

      Saludos.

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  3. La exclavitud, en realidad no creo que se erradique del todo en muchos países Lavelablanca.
    Un beso.

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  4. Si que existe, desgraciadamente, la esclavitud y/o semiesclavitud en nuestro moderno siglo XXI. Añado a tu reflexión, el caso de los niños que son sobreexplotados por marcas deportivas que pagan un dineral en publi a deportista de renombre mientras pagan con miseria a sus empleados. Vivir para ver,

    Gracias por tu visita y se bienvenida a la Bitároca.

    Bss.

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  5. Ya, Conchi, es difícil sentirse libre cuando tanta gente es esclava.

    Un beso.

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  6. Es verdad, Mar, cerramos los ojos continuamente.

    Bienvenida tú, también.

    Besos.

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  7. No sabía nada. No parece una legislación enfocada a ciudadanos, sino, como dices, a esclavos. Leí la carta de ese jugador en la sección de deportes de un periódico.
    Presumo que el embajador de un evento así, nada puede contra la legislación nacional, pero, claro...

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