Toni Morrison afirma que
este libro abrió el camino de la escritura a las mujeres afroamericanas de
Estados Unidos. Y no se ahorra los elogios sobre Maya: «Era generosa,
posiblemente demasiado. Tenía diecinueve talentos y usaba diez. Y era verdaderamente
original. No habrá nadie como ella». Es probable que sea la primera
autobiografía de una mujer negra. Al menos, la primera reconocida
universalmente.
La verdad es que sorprende
la facilidad narrativa que tiene esta luchadora de los derechos humanos, la adaptación de la voz en sus páginas, que
inicia con 3 años y finaliza con 17. Retrata la vida y el pensamiento de la
población negra del Sur –los blancos son una quimera; ¿son personas como
nosotros?; ¿somos personas acaso?–. Ella se cría, junto a su hermano, con la
abuela materna, y va y viene a casa de su madre (en donde la viola a los 8 años
el hombre con el que vive, y en donde tiene su hijo a los 16 años). En fin…
Me ha abierto a obras como El pozo de la soledad o la poesía de Paul Laurence Dunbar (1872-1906):
El pájaro enjaulado canta
con un trino de miedo
por
las cosas desconocidas
pero
aún con anhelo
y su
melodía se escucha
en
la colina distante
canta a la libertad.