miércoles, 27 de noviembre de 2013

La máquina de escribir (nos hace sonreir)

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«¡Sabe escribir con todos los dedos!», decíamos señalando a alguien en el patio del Instituto. Era algo completo: competencia básica, habilidad, conocimiento… Lograr escribir sin mirar las teclas suponía robar demasiadas horas a los juegos, olvidarte de la diversión completa durante una buena temporada en vacaciones. Practicar... qwerty (con una sola mano, como extraterrestre). Que te prestaran un método. O te llevaran a la Academia. Utilizar la tira correctora o el líquido secante. En compensación por los baños imaginados mientras consumías las horas delante de ese aparato, recibías ese aura que propiciaba la admiración ajena.
Ese gesto de tomar el folio y asomarlo al estrecho desfiladero sin fondo conocido, mientras con la otra mano se da la vuelta al rodillo y ‒¡milagro!‒ aparece ante nuestros ojos la blanca página. Más tarde, descubrías que no sólo era un equipamiento de oficinistas, sino que quienes se dedicaban a la literatura ‒la gente más moderna‒ escribían a máquina, llenado páginas mientras el folio subía por el rodillo. Underwood, Woodstock, Olimpya, Olivetti... Qué decir de esas escenas de películas en las que el periodista tiraba del folio a medio, con el humeante cigarro colgando ladeado de los labios, y lo lanzaba a la papelera con el gesto que produce la desesperación de no encontrar esa idea brillante que exprese lo que deseas o de no atreverte a hacerlo.


Y las asociaciones obreras que, en cuanto disponían de algunas pesetas, se empeñaban con algún tendero de mente abierta y voluntad generosa, con la máquina en la que poder escribir sus proclamas de libertad.

viernes, 22 de noviembre de 2013

Tres en uno. Janet Frame en palabras

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Vibrante es el timbre de las palabras
cuando las hace sonar el hombre preciso.
Bella la cadencia de los cantos
si el cantor idóneo las entona.
El 29 de enero de 2004 muere Janet Frame, novelista, poeta y escritora de cuentos, neozelandesa nacida en 1924. Recuerdo esos días porque, al enterarme de su muerte, me recorrió un escalofrío por el cuerpo que me hizo sentir lo primigenio de nuestra existencia. Yo la creía fuera del tiempo secuencial. Había leído intensamente sus autobiografías: La tierra del Es, Un ángel en mi mesa, El mensajero de la ciudad espejo. «Salida del primer lugar de líquida oscuridad, y ya en el segundo lugar del aire y luz, registro por escrito la siguiente crónica con su mezcla de hechos y verdades y recuerdos de verdades y su orientación inmutable hacia el Tercer Lugar, en que el punto de partida es mito». Me había enseñado a no caer derrotado ante los símbolos.
Pero no me hacía a la idea de que caminaba hacia ello esa niña salvaje, acomodada a veces a las órdenes ajenas, que exprimía las alegrías y los temores, que vivía las tragedias familiares, que corría las calles y los campos, que recitaba, que escuchaba los cantos de su padre y los poemas de su madre, que bailaba con sus melodías. Vestida con zapatos de suela gastada, pelo algo desgreñado y falda de tartán alisada y brillante de tanto usarla. Instalada en Oamaru, frente al océano, algo que yo tanto envidiaba. Enamorada, como pocas personas lo han sido, de las palabras, de la verdad de las palabras, del significado de las palabras.
«Aquella otra tierra, la que me reveló la señorita Lindsay, de quien nos reíamos porque tenía cara semejante a la de una vaca, con papada, y llevaba zapatos grotescos, de punta apalancada, encerraba todo el sentimiento inexpresado que se agitaba, vivo, bajo la superficie como las lombrices en la tierra, si llovía en exceso; y aquellos sentimientos poseían el secreto de que la nueva tierra podía acogerlos sin sobresalto, horror o necesidad de desquite o de castigo; era, sin embargo, un sitio especial, privado, que la señorita Lindsay describió al leer los versos: Un lugar / al que nadie va, / ni ha ido desde  que / se creó el mundo.
Llevé a casa noticias de los nuevos poemas, los recité una y otra vez, y madre los recibió como el desterrado acoge la visión de la patria perdida mucho tiempo atrás:
―Hoy hemos leído Sonad, indómitas campanas –decía yo.
Y mamá, con un suspiro de reconocimiento, repetía:
Sonad, indómitas campanas, hacia el cielo borrascoso. / la nube fugaz, la luz glacial… ».

Todavía siento hoy cosquilleo en el vientre al nombrarla.

lunes, 18 de noviembre de 2013

VII Salón del Libro Infantil y Juvenil. Burgos 15 de noviembre a 5 de diciembre

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Recalamos en nuestra cita anual con el Salón del Libro Infantil y Juvenil en Burgos, en esta ocasión el séptimo. Es algo anterior a nuestra bitácora, pero nos alimenta savia común, ojos idénticos y, sobre todo, las mismas ilusiones. Tiene lugar del 15 de noviembre al 5 de diciembre de este nuestro año dos mil trece.

Si bien el evento es punto de encuentro entre la juventud e infancia lectora y las diversas actividades que intervienen en la elaboración de los textos: editoriales, imprentas, librerías, bibliotecas, centros educativos, hogares, etc., esta edición se dedica especialmente a la ilustración, de ahí que se imparte un taller especial dirigido a profesionales: El grano por un lado y la paja por otro.

No faltan actividades en torno a cuentacuentos, con intervención de Ciencia Divertida, Anís Teatro, Los Cuentos Músicos, etc., además de cursos para profesorado, madres, padres y demás personas que pululan en torno a las criaturas.

Por si fuera poco, se cuenta con la presencia de Jordi Sierra i Fabra, de sobra conocido en estos ambientes, que dará charlas y tendrá encuentros con todo tipo lector.
Entre las entidades organizadoras no dejamos de citar a las Bibliotecas Públicas de Burgos y la Asociación Burgalesa de Bibliotecas Escolares y Lecturas (ABUBEL), y quedaríamos rematadamente fatal si no mencionamos al personal que atiende las salas y exposiciones, tan ligado en buena parte a Burgostecarios.

Salud

miércoles, 13 de noviembre de 2013

Sufrimiento

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Escribe Adorno que «dejar hablar al sufrimiento es la condición de toda verdad». Y esta la vamos construyendo con los elementos de que disponemos a nuestros alrededor, según seamos más o menos vulnerables al brillo de los acontecimientos, a la fuerza de quienes exponen opiniones, a la espectacularidad de los argumentos. A la presentación del escaparate. Según seamos más o menos proclives a la reflexión.
El filósofo vallisoletano Reyes Mate, filósofo (ese que nos recuerda con sencillez lo que es la política y lasociedad), impulsor del Instituto de Filosofía del CSIC en los ochenta del pasado siglo, cree que la filosofía contemporánea olvida con demasiada alegría que la sociedad actual está construida sobre el sufrimiento, sobre el siglo más violento de la historia, más devastador, el siglo veinte, sembrado de campos de exterminio, de armas químicas y nucleares. La Filosofía −¡qué paradoja!− construye su edificio desechando una piedra: el sufrimiento.
En su reciente libro La piedra desechada (Trotta editorial, 2013) se interroga sobre cómo pensar hoy la patria y el exilio, la música, el teatro, el tiempo, la política, la religión o la ética. Y de ello concluye que, para vislumbrar un tiempo de esperanza, el tener en cuenta a figuras como la víctima, el olvido, la marginación o el trapero, resulta ser la piedra angular, la imprescindible, la base.
Memoria de la barbarie. Grito de quienes la sufrieron.

viernes, 8 de noviembre de 2013

Huelgas de Dignidad

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Los empleados de panaderías de Valladolid, ante los abusos de que son objeto, han decidido declararse en huelga. Solicitan cambio de condiciones higiénicas de los locales y limitación del trabajo infantil. La Comisión Federal entiende que es una huelga de dignidad por lo que necesita de la ayuda solidaria, que en este caso corresponde a las sociedades obreras de Huelva, Tarragona, Bilbao y Manzanares, las cuales aportarán cinco céntimos semanales para auxilio de los panaderos vallisoletanos. (Extracto de las actas… de 18 de marzo de 1873).
Tejedor en seda, librero, ebanista, fulista, tallista, profesor de 1.ª enseñanza, cantero, tintorero, albañil, noógrafo, tonelero, agricultor, mecánico, sastre, jalmero, guarnicionero… son los calificativos que siguen a los nombres propios de quienes tienen cargos representativos en el órgano administrativo central de la Federación Regional Española, sección de la Internacional en nuestro país, creada en 1870, la cual aglutina a las primeras asociaciones obreras de resistencia al capital.
Se da el caso único en Europa (y nos atrevemos a decir que en el mundo) de que se conservan los manuscritos de las actas de reuniones que tuvieron entre 1870-1874, y el libro copiador de las cartas, circulares y comunicaciones que enviaban a las comarcas (que así llamaban a lo que hoy decimos autonomías), localidades y oficios. En esta documentación vemos lo difícil que resultó sobrevivir en un ambiente tan adverso, plagado de cárceles, despidos y aun muertes cuando la crisálida de la personalidad se convertía en mariposa en la mente de algun@s trabajador@s.
Se conservan estos manuscritos en la Biblioteca Pública Arús de Barcelona y han sido transcritos y estudiados por Carlos Seco Serrano y María Teresa Martínez de Saas (Ediciones Universidad de Barcelona, 1969): Actas de los Consejos y Comisión Federal de la Región Española (1870-1874), 2 vol.; Cartas, Comunicaciones y Circulares del III Consejo General de la Región Española (1872), 2 vol.
No se entiende nuestro estado de bienestar sin aquellas huelgas de dignidad.

domingo, 3 de noviembre de 2013

Anillos de melancolía (con Sebald)

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A lo largo de días y semanas uno se devana inútilmente los sesos, no sabría −si se le preguntara por ello− si se sigue escribiendo por costumbre, o por afán de prestigio, o porque no se ha aprendido otra cosa, o por asombro ante la vida, por amor a la verdad, por desesperación o indignación, así como tampoco sería capaz de decir si mediante la escritura uno se vuelve más inteligente o más loco. Tal vez cada uno de nosotros pierda la perspectiva en la medida en que sigue construyendo su propia obra, y tal vez por este motivo tendemos a confundir la complejidad creciente de nuestras construcciones espirituales con un paso adelante en el conocimiento, mientras que, al mismo tiempo, ya intuimos que nunca vamos a poder comprender los imprevistos que ciertamente determinan nuestra carrera.
Así escribe W. G. Sebald (1944-2001), en Los anillos de Saturno (traducción corregida en 2008), autor del que si no hemos leído nada, no podemos aparecer en los círculos culturales de nuestros días con cierta prestancia. A decir de Susan Sontag iba para futuro Nobel, cuando la muerte se le cruzó en la carretera. Alemán, nacido en plena guerra mundial, desarrolla su vida profesional en Inglaterra (aunque escribe en su idioma natal).
Ciertamente la suya es una escritura impactante. Que produce filias y fobias a quien recorre sus libros. Para una gente es como leer el Espasa. Para otra, un bocado exquisito. Seguramente es ambas cosas. Su virtualidad es convertir la enciclopedia en novela, en vida. Y, una vez allí, en el terreno de la realidad-ficción, lograr momentos de emoción como se encuentran en pocos de los libros que se escriben con ese objetivo. Emoción alejada de sensiblería, claro. No vayamos a calificarlo de original, pus ya Horacio nos habla del Ut pictura poesis, y Charlotte Brontë practica (entre muchos/as) la pintura de palabras, describiendo largamente cual si pintara con detalle un paisaje o actividad, simulando luces y sombras. Páginas o líneas por las que suspiras al elegir cualquier lectura.
Letras, imágenes, idiomas… Todo en uno.