Despedimos el año con
margaritas. La madre tierra nos las proporciona. A pesar de que la sometemos al
extractivismo ‒término que acuñara en los 60, al describir los conflictos que
enfrentaban a empresas mineras con comunidades andinas, el novelista peruano
Manuel Scorza (1928-1983), editor de populibros,
autor de poemarios como El vals de los
reptiles, novelas como Redoble por
Rancas en que se une el realismo social y la fantasía poética‒. En el buzón
está el número de invierno de la revista Entrepueblos.
Sí, recuerdo perfectamente cuando en julio eran asesinadas Lesbia Yaneth, en
Honduras, y Gloria Capitán, en Filipinas, por ser activistas de sus pueblos
frente a proyectos extractivos de corporaciones transnacionales, amparadas por
gobiernos de turno, que utilizan la violencia. El metabolismo neocapitalista
necesita de la transformación masiva de bienes naturales en productos de
consumo o, simplemente, en objetos de especulación de los mercados financieros.
(Además, en el caso de la mujer rebelde al defender su tierra, no solo desafía
las normas, sino que transgrede los estereotipos).
Para estos días tenía
reservado un libro bien distinto a estos asuntos. Que se balancea entre el
placer de su exquisita prosa y la reflexión a que conduce su decir. Se trata de
Lecturas y lectores, de Andrés Soria
Olmedo. De Editorial Alhulia, ubicada en Salobreña, en la colección
Mirto Academia (de Buenas Letras de Granada) ‒que ya sabemos: «Silencio de cal y mirto. / Malvas en las
hierbas finas.», escribe Lorca en La
monja gitana‒. Partidario como soy de escribir libertad con minúscula,
puedo afirmar que esta es una obra magistral. Pues va de profesores/as y
discípulas/os. «Prácticamente nada de lo que quiero decir hoy es original. Al
contrario, se trata de propagar el virus saludable de la letra impresa; de
repetir los beneficios y placeres ‒que en mi opinión son intensos y prolongados‒
de comprar libros, leerlos y recordarlos».
Llevaré la revista y llevaré
el libro para trasladarme a 2017 por las laderas del Moncayo. Salud.