Las bibliotecas (incluidas las municipales) tienden a establecer puntos de contacto con quienes las visitan. Pretenden eso que denominamos con el término
fidelizar. Hacer que la gente se acostumbre a utilizar los servicios que ofrece y, además, que lo integre en su actividad, que lo perciba como algo afable (además de útil). Día a día se van imponiendo los métodos electrónicos, la creación de productos que conforman las redes sociales: bitácoras, foros, perfiles, agregadores, wikis, etc. Pero es muy de agradecer que no se olviden algunos modos tradicionales de expresarse, formas físicas de contacto: clubes de lectura y revistas.
La revista impresa encima del mostrador siempre sorprende –«¡Anda, qué bien, tenéis un nuevo número!»–. Pues eso ocurre, cada primavera y otoño, al pasar por las bibliotecas municipales de Burgos: que nos topamos con la reciente salida de Aire Nuestro-Aire Nuestro Infantil. Dos en uno, pues la cubierta se compone de dos planas: por un lado hallamos los contenidos del mundo adulto; por el otro, los de infantil. Así se ha mostrado en las cuatro ocasiones en que ha visto la luz.
Con una presentación desahogada de los contenidos, generosamente ilustrada, alegre de colores; prefiriendo las columnas, a las que, con acierto, resalta con corondel (en azul) en buena parte de los artículos, distribuye los contenidos en secciones –local, al día, colaboraciones, cuentos, matarratos, etc.–, entre las que no faltan las relativas a airear los fondos con que cuentan las bibliotecas municipales de Burgos y las lecturas recomendadas.
Vaya con esta anotación nuestro ánimo para continuar imprimiendo.