domingo, 28 de octubre de 2018

Breviario mediterráneo (Predag Matvejevic)

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Hace años conocimos este libro que nos entusiasmó. Quedamos sorprendidos por la mezcolanza de narraciones, personajes o lugares, además de por las formas de imbricarlos que realiza Predrag Matvejevic (1932-2017) en Breviario mediterráneo (1991). Este autor yugoslavo, nacido en Mostar en 1932, que enseñaba literaturas comparadas en París, fallecido recientemente, escritor en croata y francés, denunciante posterior de la guerra patria y su depuración, aunó aquí libros de viajes, novelas, crónicas, tratados poético-filosóficos, atlas, aforismos, etc. para dar a luz este texto, que sirve de libro de cabecera, pues puede leerse aleatoriamente, no secuencial.
Con el tiempo, discutimos con un amigo porque no le parecía que el libro señalara en la medida que él deseaba la singularidad mediterránea, como si quienes están a sus orillas constituyeran una sociedad única, no accesible a quienes no lo habitan. Matvejevic recorre la pluralidad de comunidades que contiene y afirma que «los mediterráneos pertenecen más a la ciudad que a la nación» o que «el Mediterráneo es algo más que una simple pertenencia».
Islas, ciudades, puertos, cabos, golfos, rutas, corrientes, temperaturas, vientos, naufragios, mitos, sirenas, galeones, odiseas, faros… Breviario mediterráneo es una filología del mar, «mezcla de rigor y temeridad, precisión científica y manifestación del infinito» (dice Magris en el prólogo). Espacio histórico-cultural, estudiado por Braudel; espacio místico-lírico, celebrado por Camus. Lo magistral y lo vital.
Todavía lo tengo a mano.

lunes, 22 de octubre de 2018

Historias de Chimamanda Ngozi, ideas de Marina Garcés

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La filósofa Marina Garcés (1973) elabora el epílogo de la pequeña obra El peligro de la historia única (2018), de Chimamanda Ngozi Adichie. No es que sea novedoso, hoy en día, lo que dicen, pero merece la pena abundar en ello. Expone Garcés que la Filosofía es la historia única por excelencia, en la que se canoniza a unos señores capaces de pensar, cuyo pensamiento lineal ha sido heredado por las sociedades “desarrolladas” que han luchado por conseguir sociedades modernas. Frente a ello, pone en valor las ideas de la gente corriente, acostumbradas a los “cuentos chinos” ‒asimilados, en notable medida, con mujeres y niños‒, pues estos aportan una gran variedad de conocimientos, desalojados de los manuales académicos, que, incluso leídos en el encierro del lavabo, sirven «para escapar, en definitiva, como el pintor chino a través de su cuadro y poder ir al encuentro de lo que aún no sabemos de nosotras mismas».
Chimamanda Ngozi Adichie (1977) es de sobra conocida por su literatura y su feminismo. Nacida en Nigeria en una familia acomodada, fue a Estados Unidos a estudiar en la universidad. Fue su discurso Todos deberíamos ser feministas el que la introdujo en la viralidad y convirtió sus palabras en fuente para mucha gente. Al tiempo, obras como Americanah muestran la estética, cotidianidad y poder en que basa su obra. El pelo se convierte en símbolo que muestra la historia y política subyacente a sus formas. La otra gran manifestación de sus personajes es el amor, o la forma de vivir la sexualidad.
Su propósito es crear una red de bibliotecas para escuelas, y talleres de escritura para quienes deseen narrar las numerosas historias de la vida cotidiana. «Cuando rechazamos el relato único, cuando comprendemos que nunca existe una única historia sobre ningún lugar, recuperamos una especie de paraíso».

martes, 16 de octubre de 2018

El abogado descalzo (Chen Guangcheng)

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Hoy, que he dado un rodeo para llegar al trabajo por no atravesar por el paseo de los castaños (pues te puede caer alguna en la cabeza), he terminado de leer El abogado descalzo (2015), de Chen Guangcheng (1971). Hace un tiempo, un amigo extremeño me comentó que había estado en la biblioteca del barrio de Villaverde (Madrid) y, en la estantería de novedades, se detuvo en ojear el libro de ensayos de Lewis Mumford, Interpretaciones y pronósticos (1922-1972), estudios sobre literatura, historia, biografía, técnica y sociedad contemporánea, y El abogado descalzo, el cual se llevó prestado y, a pesar de sus ocupaciones, leyó, quedando impresionado por la lucha de este hombre.
Chen Guangcheng había nacido en la China rural y perdió la vista. Entrado en la adolescencia, asistió a una escuela especial para invidentes, de la que pasó a cursar medicina tradicional china en la universidad, una de las escasas carreras que le estaba permitido estudiar. Volvió a la aldea y dedicó sus energías a defender a la gente discapacitada y al empeño por conseguir que llegase agua potable a la población, además de a denunciar las esterilizaciones forzosas que conllevaba la política del descendiente único.
Su activismo era molesto y traspasó fronteras. Era acusado de abogado descalzo ‒abogado sin título‒. Tanto que, en 2006, fue condenado a cuatro años de cárcel y, a la salida, a permanecer dos años más recluido en su casa. Fue en esta época cuando planificó la huida, que emprendió en una mañana de abril de 2012. En su invidencia, tenía interiorizado el recorrido, que pudo finalizar sin toparse con ningún guardia de los que le vigilaban. Llegó a la embajada de EE. UU. en Pekín y, desde allí, a Wahsington C. D.
Como bien decía mi amigo, es un libro duro, pero un ejemplo de quien lucha contra los monstruos que agitan la ley y se oponen con violencia a los atisbos de dignidad humana.

miércoles, 10 de octubre de 2018

De lo geek a la Generación del 98 (Kameron y Carmen)

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Por una u otra razón, esta temporada (iniciada en septiembre) no termina de presentarme su normalidad; una y otra vez se acercan los días de renovar la entrada, sin que haya tenido tiempo de disfrutar de la anterior y de pasarme, con cierta tranquilidad, por otras bitácoras. Y no es por falta de material; sin ir más lejos, dejo de lado Breve historia de la verdad (2018) de Julian Baggini, o La meditación y el arte de dibujar (2018) de Wendy Ann Greenhalgh, publicada esta en la colección Tiempo de Mirar. Cualquiera de estas obras daría para una anotación.
Esta vez cabalgaremos entre lo geek ‒recordemos que el término referencia a quienes apasiona la informática y los ordenadores‒ y la Generación del 98 de la mano de dos mujeres: Kameron Hurley y Carmen Baroja Nessi. ¡Qué diferencias tan abismales ofrece la sociedad para desenvolverse en unas épocas o en otras! Especialmente, si se pertenece a un colectivo que no detenta los poderes esenciales del patriarcado. K. Hurley escribe La revolución feminista geek (2018), tomada en parte con material de su blog; su lenguaje es beligerante y su estilo es directo, sin que falte el toque de calidad literaria en su elocuente prosa; reflexiona sobre la lucha contra la invisibilización de las mujeres, la perseverancia necesaria para progresar como escritora, la importancia del cambio cultural... que encuentran eco en muchas personas, interesadas o no en la cultura geek.
Por su lado, Carmen Baroja Nessi (1883-1950), también escritora de relatos y estudiosa de lo popular, se vio obligada a vivir bajo el aura de escritores y pintores, que entendían que el trabajo doméstico no les atañía, de ahí que tuviera que trabajar y solucionar los problemas de cualquier hogar, empleando en ello buena parte de su existencia. Es lo que narra en las memorias Recuerdos de una mujer de la Generación del 98 (rescatadas en el centenario de esa fecha por Amparo Hurtado). Casada con el editor Rafael Caro Raggio, la vida defraudó sus expectativas juveniles, salvo por sus hijos Julio y Pío, que se compenetraron con ella. (No así el Pío hermano, a quien reprocha su excesivo egoísmo, al igual que a Ricardo). A veces, aparece la duda y, además, la culpa por la falta de rebeldía: «Según mi familia, no tenía derecho a nada más que a mis labores domésticas, o acaso yo lo pensaba».

jueves, 4 de octubre de 2018

Zagajewski (en Ocupación Poética)

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Estará en Burgos este domingo el poeta, novelista y ensayista polaco Adam Zagajewski (1945) para dar una charla, organizada por Ocupación Poética (de la que hablaremos en otra ocasión), a la que suma su apoyo la Asociación de Profesionales de Bibliotecas local. Nacido en la ucraniana Low, pronto tuvo que cambiar de residencia a Silesia por motivos políticos familiares, y realizó los estudios universitarios en Cracovia, tiempo en que se implicó en las contiendas sociales, reflejadas en sus textos. Por entonces, fue miembro significado del movimiento Ahora (junto a Krystyna Rodowska o Julian Kronhauser), que formaron parte de aquella Generación del 68 o del 70, que animaba con obras teatrales y poéticas los ambientes contestatarios. Como escribiera en Dos ciudades: «La música fue creada por los nómadas. La pintura es el arte de los sedentarios. La poesía es asunto de emigrados».
Pero el paso a París, al inicio de los ochenta, fue transformando su poesía y, según expresa en En la belleza ajena, parece que se irrita consigo mismo por haber elegido palabras airadas en poemas contra el sistema. Dice, entonces, que descubre la poesía en valores imperecederos. En 1989 será profesor asociado en la Universidad de Houston y, en 2002, retorna a Cracovia.
Su poesía es narrativa, no hermética ‒«Los buenos escritores envuelven lo desconocido en lo conocido»‒, casi coloquial, pues atiende la idea en base a una situación espacial y temporal reconocible.
En mayo, atravesando el bosque al alba
me preguntaba dónde estabais, almas
de los muertos. Dónde estabais, jóvenes
desaparecidos, dónde estabais, del todo
transfigurados.
En el bosque reinaba el gran silencio
y oía soñar las hojas verdes,
oía soñar a las cortezas, hechas para construir
barquitas, naves, velas.
Luego, arrancó lentamente el gorjeo de los
pájaros, jilgueros, tordos y mirlos ocultos
en los balcones del ramaje; cada uno hablaba distinto,
con otra voz, sin pedir nada, sin
amargura ni pena.
Y comprendí que en el canto estabais,
inalcanzables como la música, indiferentes como
notas, lejos de nosotros como nosotros
de nosotros mismos.
[Traducción del poema de Elzbieta Bortkiewicz. En la imagen está con Maja Wodecka, esposa del poeta].