Cambian los referentes con
el tiempo. Hace años ‒en el siglo pasado‒, una de las personalidades más
admiradas, por su compromiso social, era el Abate Pierre, nombre que había
adoptado en la Resistencia de la segunda guerra mundial el francés Henri Grouès(1912-2007). Hombre inquieto, indignado ante las situaciones de exclusión y
pobreza, crea en 1949 el Movimiento Emaús (que aquí conocemos como Traperos de
Emaús), desde el que cobija a la gente desfavorecida y, al tiempo, denuncia la
sociedad que fabrica y permite la penuria en su seno. De ahí que estuviera
presente su figura en los grupos de adolescentes y jóvenes que deseaban cambiar
el mundo.
Ahora, he topado con un
cómic (de 2011) que dibuja su personalidad, partiendo de una serie de visitas
que sus autores realizaron sucesivamente a Esteville, en la región de Alta
Normandía, donde el movimiento tiene su sede. Se titula así, el abate Pierre ‒con minúscula inicial‒,
pues sobra cualquier subtítulo. La autoría principal corresponde a Edmond
Baudoin, al que auxilian Georges Carpentier y Alain Royer. A lo largo de la
obra, Baudoin expresa las dudas y dificultades con las que se encontró a la
hora de plasmar la vida de este hombre simple, que repasó y dio el visto bueno
a la historia aquí narrada.
Se trata de la vida de «un
hombre que comprendió que la única riqueza que cuenta es la que está en el
encuentro con el otro, sea quien sea, y que permite sentir que existes y que te
aprecian». Y consiguió que muchas mujeres y hombres no solo recobraran la
dignidad, sino que se pusieran manos a la obra, ya que les proponía: “ven,
ayúdame a ayudar”. Era un subversivo y un delincuente del orden social injusto.