jueves, 25 de julio de 2019

Lecturas ligeras


Buscaba en la Biblioteca del barrio una lectura acorde con este tiempo caluroso, en el que el entendimiento está relajado, algo que puede que incorporemos al organismo ─se me ocurre─ al igual que nos sucede con el ritmo circadiano. En estas que vi en la mesa de novedades un libro con una ilustración de Remedios Varo, Papilla estelar (1958), pintora que me resulta sugerente. Sin pensármelo mucho más, lo cogí. Se trata de Las mil caras de la luna (2019), de Eva Villaver, doctora en Astrofísica, que trabaja en el estudio de cómo se apagan lentamente las estrellas más comunes y cómo su muerte afecta a sistemas planetarios como el nuestro.

Pero no son las páginas de este (entretenido) trabajo divulgativo las que acaparan la atención de mis horas a la sombra, sino una ficción ilustrada: El legado de Catherine Elliot (2018), con texto de Gemma Camblor e ilustraciones de Esther Gili. Abunda en la rehabilitación de la memoria de esas mujeres que escribieron bajo seudónimo masculino o cuyas obras quedaron sepultadas en los almacenes del tiempo. En este caso, al tratarse de una supuesta novela, El legado, se inicia la acción en una casona de la campiña inglesa en las primeras décadas del siglo diecinueve y, tras nueve capítulos, finaliza en una librería de la Malasaña madrileña en nuestros días.
Los capítulos, titulados con sentido, indican la capacidad que tiene El legado al transformar el ánimo de mujeres con diversos oficios: la institutriz, la viuda, la modernista, la coleccionista, la nieta de la encuadernadora, la saqueadora, la bibliotecaria, la investigadora y la librera.

Terminamos la lectura deseando que fuera tan simple.

Salud.

4 comentarios:

  1. Un legado y la luna. A lo mejor tienen algo que ver.

    Saludos.

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    1. No lo había pensado, Anónimo, pero seguramente tendrán algo que ver.

      Saludos.

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  2. Nada para un cerebro de vacaciones como la novela negra...siempre vuelvo, y esas campiñas inglesas del s. XIX cuánto me recuerdan a mis queridos autores y autoras de la época, casi que no los cambio por nada...felices agostos

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    1. Igualmente, Esther, felices agostos, con o sin novela negra.

      Abrazos.

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