El mes pasado estábamos dando una vuelta por Gijón –Xixón– y, como la deformación profesional no es punible, entramos en una librería de viejo. Ojeamos unos volúmenes y hojeamos otros. A pesar de lo conocido, siempre sucumbimos a la sorpresa que nos producen las ilustraciones en blanco y negro, los festones de las entradillas, las letras capitales de los capítulos, los colofones en lámpara. ¿Los precios?, ni mirarlos.
En un montón de folletos, revistillas y postales apilado en la mesa situada junto a la esquina derecha de la tienda, según se entra, hallamos un folleto de 24 páginas, publicado en 1907 precisamente en Gijón (esta vez), el cual quisimos adquirir: La novela roja. Se trataba de un extracto de la novela del mismo título –Le roman rouge, publicada en 1887, 220 páginas– de la escritora francesa Jane Catulle Mendes (1841-1909), bastante conocida en su tiempo entre el proletariado consciente español. Al mirar el precio, vimos que tenía varias cifras anotadas a lápiz, por lo que preguntamos el precio. «Son doce euros», nos dijo el vendedor –en este caso hombre, aunque en esto de los dineros no hay diferencia de géneros–. «¿Doce euros? –saltamos–, ¡pero si en su tiempo costaba 5 céntimos de peseta, según se aprecia aquí, y lo publicó el Grupo Germinal para la emancipación de quienes no podían permitirse el lujo de asistir a una escuela!». «Cuénteme usted músicas celestiales, pero no hallará otro por ninguna parte. ¡Suerte tiene de que aún no lo haya pasado a las estanterías nobles!». Y nos fuimos con las manos vacías y el cerebro a estallar.
En un montón de folletos, revistillas y postales apilado en la mesa situada junto a la esquina derecha de la tienda, según se entra, hallamos un folleto de 24 páginas, publicado en 1907 precisamente en Gijón (esta vez), el cual quisimos adquirir: La novela roja. Se trataba de un extracto de la novela del mismo título –Le roman rouge, publicada en 1887, 220 páginas– de la escritora francesa Jane Catulle Mendes (1841-1909), bastante conocida en su tiempo entre el proletariado consciente español. Al mirar el precio, vimos que tenía varias cifras anotadas a lápiz, por lo que preguntamos el precio. «Son doce euros», nos dijo el vendedor –en este caso hombre, aunque en esto de los dineros no hay diferencia de géneros–. «¿Doce euros? –saltamos–, ¡pero si en su tiempo costaba 5 céntimos de peseta, según se aprecia aquí, y lo publicó el Grupo Germinal para la emancipación de quienes no podían permitirse el lujo de asistir a una escuela!». «Cuénteme usted músicas celestiales, pero no hallará otro por ninguna parte. ¡Suerte tiene de que aún no lo haya pasado a las estanterías nobles!». Y nos fuimos con las manos vacías y el cerebro a estallar.
Traemos a colación esta anécdota al socaire de la noticia aparecida estos días en la que leemos que la Biblioteca Nacional ha comprado el Códice Daza, manuscrito de Lope de Vega por la suma de 700.000 euros. No nos cabe duda de que la cultura de occidente está podrida. No tenemos capacidad de regeneración. Apenas sabemos hacernos –sonrientes– fotografías al lado del trofeo y poner cifras en las esquinas de los libros antiguos.
¿Tenemos una neura o vivimos fuera de este mundo?
Yo siempre digo que el precio de una cosa no es lo que vale sino lo que uno está dispuesto a dar
ResponderEliminarAhora se lleva mucho eso de gastar millonadas, como en los fichajes de fútbol
podrida por el vil metal, en efecto
ResponderEliminarPoderoso caballero..., ahora que doce euritos bien te podias haber gastado y nos habias hecho un préstamo. Seguro que en Gijón te diste una comilona mucho más cara, si hubieras ido a Mcdonals, hubieras venido con el librito. Espíritu y cuerpo alimentado por el mismo precio.
ResponderEliminar¿Qué quieres que te diga? Doce euros para un ejemplar publicado a finales del XIX no me parece una cifra desorbitada.
ResponderEliminarSobre el precio del manuscrito de Lope no puedo opinar porque me faltan elementos de juicio pero ¿la cultura no es otra cosa?
A mi nadie me impide leer sus obras por un precio realmente asequible, o ver cuadros excelentes casi gratis... No sé, yo no quiero poseer "Las Meninas" que ya me gustaría, por cierto. Me conformo con poder echarle un vistacillo algunas de las veces que voy a Madrid ;-)
Interesante tu aportación, Francisco. (En este caso, no tenía intención de poseer el ejemplar del folleto, único que conozco de ese título, por lo que lo iba a depositar en la biblioteca de una Asociación.)
ResponderEliminarMe refiero a que si especulamos con las creaciones culturales, ¿qué valores podemos transmitir a la gente joven? Les abrimos (con la boca chica) las puertas de los museos para que se apacigüen, porque papá Estado vela por su espíritu.
...ahora que doce euritos bien te podias haber gastado y nos habias hecho un préstamo, dices Ayla. ¡Pero si con lo que percibo de Busgostecarios apenas llego a fin de mes!
Y no será porque no lo merezcas, eh?, dinero no tenemos para darte, pero sabes que valoramos un montón tú trabajo y tus aportaciones.
ResponderEliminarDe la comilona de Gijón ya veo que no sueltas prenda, je je
No sufras Lavela, que la tecnología está de nuestra parte, ¿quién quiere tener algo viejo y apolillado en casa? con la digitalización de documentos y demás podemos acceder a maravillas que antes era impensable y sinceramente lo prefiero así, yo al menos, que se meta sus doce euros y el folleto casposo donde yo te diga... ;)
ResponderEliminar¡Ay, Mafi! ¿No sientes andar un cosquilleo por la columna -espalda arriba- cuando te aparece un folleto de 1907, editado por el Grupo Germinal, con sus flores estampadas en las esquinas de la portada? ¡Buah!
ResponderEliminarAyla, de la comida no había dicho nada porque lo único que caté fue un bocadillo (y ahora sí que no doy más detalles) que había llevado de casa. La pena ya me alimentaba lo suyo.
Lo siento lavela... me he vuelto muy práctica, practiquísima y sólo me tiembla el espinazo cuando veo todo lo que acumulamos en casa para nada... si supieras todo lo que he podido tirar.. seguro que llorabas. ;)
ResponderEliminarA mí no me parece tan caro. Cuando menos han pasado un montón de años y su contenido sigue siendo interesante.
ResponderEliminarBuenas noches, Burgostecarios:
ResponderEliminarEntiendo que un coleccionista pague con su dinero, si lo tiene, la cifra que le pidan por el objeto de su deseo.
En el caso del manuscrito de Lope de Vega, lo que me sorprende, aparte de la cifra de los 700.000 € pagados, en estos momentos de crisis, es que no se conozca el nombre del propietario del Códice Daza. ¿Cómo puede ser que no se haya desvelado el nombre del particular?.
Aunque esté el respaldo del Ministerio de Cultura, el dinero es de los ciudadanos. Deberíamos exigir toda la información.
A la cifra de compra, habrá que añadir los gastos de restauración del manuscrito, seguros, guarda y custodia y demás añadidos, que alcanzará la cifra de...
Objetos interesantísimos hay a miles. Al final -lógicamente además- nos conformaremos con ver el facsímil.
EN RESUMEN:
Si no hay error en las noticias, que se sepa el nombre del coleccionista privado propietario último y cómo lo consiguió.
Saludos. Gelu
¡Hola, Gelu! Buenas noches.
ResponderEliminarEn mi opinión, en vez de criticar el mercadeo y tráfico de libros antiguos, cuyos precios se rigen por pautas como la antigüedad o la rareza, deberíamos dirigir nuestra amargura hacia los sobrevalorados "creadores de arte" del siglo XXI, cuyo mejor ejemplo se encuentra en una feria tan execrable como ARCO, que tiene que mantenerse o por lo menos al principio, se mantuvo por las compras publicas. Una obra de arte que tiene unas cifras millonarias, por mucho mensaje que le quiera dar su autor, no es sino para mí una verdadera basura.
ResponderEliminarUn saludo desde Historia Romana