La vida en los archivos pone en tu mano numerosos documentos, mucho más sensuales que las frías pantallas llenas de ceros y unos. Recordemos que las actas del Parlamento británico todavía se escriben en pergamino vitela. La caligrafía −‘escritura hermosa’− se desparrama ante nuestros ojos como un arroyo buscando la salida en un prado. La mano que trazó aquellas curvas, aquellas líneas, aquellos acentos…
Márcame el corazón (Bete iezaduzu)
Márcame el corazón con tu caligrafía.
Insiste hasta que se encienda algo.
Y si se enciende, cachéame,
mira a ver si tengo letras en la piel:
soy un valioso manuscrito
sellado con tatuajes de humo.
[Lo hallamos en Miren Agur Meabe, Anzalaren kodea / El código de la piel, Barcelona Bassarai, 2000, traducido por autora y Kepa Murua].
Márcame el corazón (Bete iezaduzu)
Márcame el corazón con tu caligrafía.
Insiste hasta que se encienda algo.
Y si se enciende, cachéame,
mira a ver si tengo letras en la piel:
soy un valioso manuscrito
sellado con tatuajes de humo.
[Lo hallamos en Miren Agur Meabe, Anzalaren kodea / El código de la piel, Barcelona Bassarai, 2000, traducido por autora y Kepa Murua].
La verdad es que la palabra escrita a mano y el papel que la sostiene nos acerca al escribidor, casi lo olemos, lo palpamos.
ResponderEliminarAunque la celeridad de las nuevas tecnologías nos hacen la vida mucho más cómoda.
Un abrazo.
Es verdad, Elena. No estaríamos aquí hablando si no fuera por ello.
ResponderEliminarOtro abrazo.
Yo también prefiero los archivos, el papel amarillento, los nuevos descubrimientos, las hojas que quieres devorar como si alguien te las fuera a quitar..., ja ja genial
ResponderEliminarClaro, Ayla, sobre todo cuando le echas la sonrisa forzada a quien te ha pisado el terreno.
ResponderEliminarLa caligrafía personal es espejo del alma.
ResponderEliminarBuen truquito lo de mira, mira aquí lo que tengo escrito...
LLevo mi pecho tatuadooooooo... tá todo inventao" :P
Sí, Mafi, ¡qué gracia! No había caído en ello -¡qué ingenuidad la mía!
ResponderEliminarBuenos días, Burgostecarios:
ResponderEliminarEn esa ocasión los tesoros del Louvre se salvaron de la quema gracias a Courbet.
¿De quién es el cuadro, que habéis puesto con esa mano ensortijada?.
Saludos. Gelu