miércoles, 14 de marzo de 2012

Volver a los diecisiete


Discuto con la Bibliotecaria sobre el sentido de un libro −El destierro, de Julio Camba (1885-1962)− o, lo que es lo mismo en este caso, sobre el sentido del título de esta novela corta, que se publicó allá por el año 1907 en una colección paradigmática: El Cuento Semanal (creada por Eduardo Zamacois, nacido en Cuba en 1873 y muerto en Buenos Aires en 1973). Precisamente es en la ciudad bonaerense donde se desarrolla la acción de El destierro. Es un relato autobiográfico, desenfadado e ingenioso, de cuando Camba transitaba por los dieciséis y diecisiete años, viviendo en la laxitud de los días aventureros, en el deleite del presente.

Había llegado a Argentina −procedente de Galicia− a los trece años, de polizón. No pretendía enraizarse. Inquieto, su facilidad con la palabra le granjeó cierto prestigio en los ambientes sociales. Vivía según el dinero del que disponía, que, a veces, era ninguno, por lo que recalaba con cierta frecuencia en casa de Orsini, un hijo de emigrado italiano con cierta fortuna, al que su padre había dejado un amplio piso en el centro de Buenos Aires. Orsini, pensando que todo el mundo tiene el mismo derecho al banquete de la vida, abría generosamente las puertas del mismo a quienes profesaban ideas de emancipación, se hallaban perseguidos y no contaban con medios de subsistencia.

El adolescente Camba se integró gustoso en aquel carrusel. Alargó las noches. Participó en huelgas. Visitó comisarías. Redactó panfletos… Y, en 1902, se le aplicó la Ley de Residencia, por la que fue repatriado a España. Él termina su relato con estas palabras: «La ley de expulsión torció el destino de muchas vidas, con lo cual unas fueron ganando y otras perdiendo. ¡Qué importa! El hada Aventura puede no ser buena, pero siempre es bella y nosotros la amábamos. No habíamos vivido nunca en la realidad, y no era cosa de inquietarse por lo que de ella hubiésemos podido perder. Para soñar es igual cualquier rincón de la tierra, y para mirar al porvenir nada mejor que deshacer el pasado».

Y por ello, la discusión que mantengo con la Bibliotecaria: el Destierro de Camba, ¿había sucedido en esos años de vivir fuera o comenzó en ese momento?

6 comentarios:

  1. Yo opto por la segunda parte, el destierro empieza cuando lo echan de Buenos Aires, lugar en que vivió con mayor intensidad y en la edad menos responsable.

    Saludos.

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  2. ¡Hola, Elena! Coincidimos en ello y, además, pienso que el autor quiso jugar a ello con ese título.

    Saludos a ti.

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  3. Lo confirmaría el hecho de si, de alguna forma, intentó huir de su destierro, es decir, si posteriormente trató de reencontrar aquel paraíso, aunque fuera de manera alegórica.

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  4. Aunque él se consideraba ciudadano del mundo, no parece que intentara volver a aquel paraíso.

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  5. Yo también coincido con la opción B, el destierro es una palabra triste que siempre se utiliza cuando te tienes que ir a algún sitio que no te apetece aunque sea tu lugar de nacimiento.
    Buen puente para todos!

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  6. Gracias, Ayla, ¡qué remedio, tendremos que soportarlo (el puente)!

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