lunes, 7 de noviembre de 2016

De personajes bibliotecarios (de Larkin a WikiLeaks)

Suelo acoger con simpatía los textos de quienes trabajan en las bibliotecas. Es lo que me ocurre con Philip Larkin (1922-1983), poeta inglés que en un principio no es que me tirara demasiado. Pero el hecho de que fuera subdirector en la biblioteca del University College de Leicester, así como en la de Queen’s University de Belfast y, posteriormente, en Hull, me animó a leer con detenimiento sus poemas, algo de lo que me alegro cada vez que vuelvo a ellos. Resulta un observador de gestos cotidianos (Me senté mirándome las botas), desde los que inicia unas reflexiones que hacen de sus versos un proceso, una evidencia de desarrollarse algo que, al final, se transforma en un instante luminoso en el que se aparean experiencia y suceso.
Hombre adusto, enamorado del jazz (al que considera imagen adecuada de la mente), no tiene imágenes amables de la infancia; pasó por ella esquivando la dicha y la desdicha: «No querría que nadie pensara que no sentía aprecio hacia mis padres […] Pero al mismo tiempo eran personas difíciles, y la felicidad no era su fuerte. Y esas cosas se pegan». La edición y traducción que realiza Damià Alou en la reciente Antología poética (2016) dispone de una selección de poemas que no defraudan, como ese Recuerdo, recuerdo que finaliza en «Nada, y todo, ocurre en todas partes».
De otro lado están personajes como Manning, Sweden o Assange, que se encuentran entre los promotores de WikiLeaks, la cual se presenta como un colectivo de historiadores del presente dedicados a la construcción de una gran biblioteca (de la rebelión). La persecución de que son objeto los nombrados no impide que surjan continuamente voces nuevas que alimentan este centro de documentos que denuncian abusos y prácticas del poder. Silvia Arana elabora un artículoenunciando los diez tópicos que la organización ha decidido subrayar de sí misma en los 10 años que lleva de vida.

Según expresa la cita de Carl Sagan con que termina dicho artículo: «...somos la única especie del planeta que ha inventado una memoria comunal que no está almacenada ni en nuestros genes ni en nuestros cerebros. El almacén de esa memoria se llama biblioteca... la salud de nuestra civilización, el nivel de conciencia sobre los cimientos de nuestra cultura y nuestra preocupación por el futuro pueden ser medidos en relación con el apoyo que le brindemos a nuestras bibliotecas».

8 comentarios:

  1. Larkin, ciertamente, es un poeta que mantiene la lectura y va ganando según se le conoce. WikiLeaks abruma por su dimensión.

    Saludos.

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    1. Ya lo creo, Anónimo. Montar hoy un centro como esa biblioteca muestra cómo cambia la sociedad.

      Saludos.

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  2. «No querría que nadie pensara que no sentía aprecio hacia mis padres […] Pero al mismo tiempo eran personas difíciles, y la felicidad no era su fuerte. Y esas cosas se pegan»
    Me ha parecido muy duro para un niño asumir esa situación, esa evidencia que es así y que acaba configurando su manera de ver y contar la vida. Interesante, como también Wikileaks y tanta información, difícil de clasificar.
    Saludos

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    1. Sí que es duro, Conxita, y parece que influyó en su carácter. No le gustaban demasiado las criaturas.

      Saludos.

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  3. No conocía a ese poeta. Lo anoto.
    Ojalá nunca desaparezcan las bibliotecas, la gente anda por ahí con leyendo con tablets, con lo hermoso que es tener un libro en la mano.
    Últimamente voy y vengo, lo digo por si no te comento todo.
    Besos, Ignacio.

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    1. No tienes por qué preocuparte, Celia, por tus idas y venidas. Ya las veo.

      Es curioso lo presente que puede llegar a ser una presencia a través de estas bitácoras.

      Abrazos.

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  4. Empezando por el final, me parece que el futuro es tan oscuro como detecto desde hace tiempo. Me encanta esa manera de explicar la función primordial de las bibliotecas: el almacén de una memoria comunal.

    Y no olvido a ese poeta bibliotecario, lo que dices de él me lo hace atractivo (a ver si lo encuentro).

    Un fuerte abrazo, ahora sí, otoñal.

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    1. Sí, es una definición feliz de las bibliotecas.

      En cuanto al futuro, estoy bastante de acuerdo contigo.

      Abrazos, chica.

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