domingo, 5 de febrero de 2017

Huellas (música para el Holocausto)

Suelen caerme en gracia las mujeres que han trabajado en bibliotecas y, al tiempo, han sido creadoras. Ahora escucho el Magnificat de Buxtehude (1637-1707), uno de mis favoritos. Ya ya, ya sé que ni es mujer ni trabajó en bibliotecas. Quien sí lo era es Ida Frank (1921-2011), estudiosa de música en el Conservatorio de Lwow hasta que los ejércitos nazis ocupan Polonia, lugar en el que vivía. Su vida cambia –¡y de qué manera!– en esa trayectoria de la historia, redobladas las desgracias al ser judía. Confinada en un gueto durante 1942, logra sobrevivir a los embates de la guerra utilizando papeles falsos. Más tarde, en 1957, se asienta en Israel y, ahí sí, se emplea en una biblioteca musical.
Ya me había embebido en su momento con El viaje, seguramente su colección de relatos más conocida. Tardó tiempo en dejarme desprendido de sus palabras. Ahora, la casuusalidad me ha puesto delante Huellas (2012 [en la serie Los Papeles de Sefarad, dirigida por Mercedes Monmany, con uno de los más hermosos colofones que he leído últimamente: una gota de agua preñada de la música de Beethoven]) y los veinte relatos que contiene vuelven a obnubilarme. Es decir, leo los periódicos y apenas comprendo cómo podemos marearnos días y días con asuntos intranscendentes, dejando de lado lo que concierne al bienestar humano, solo porque hay quienes ambicionan parcelas de poder y nos construyen fuegos fatuos.

Nada más lejos de ello la prosa de Ida Frank. Escritora tardía, maestra del silencio, ahí en sus páginas está el evento, lo cotidiano, las personas –mujeres la mayoría– que en un momento de su vida se ven invadidas, desvalijadas, abordadas… hasta la desventura, hasta el holocausto. Escasas concesiones a la vanidad. Unos versos de Boleslaw Lesbian («La oscuridad espesa en la hierba, / arrecia el frío en la tierra. / Parece que la lejanía errante / a tu puerta se aproxima…») y esa gota desbordante.
Recordamos. (Sobre su obra queda la película Primavera de 1941 de Uri Barbash).

10 comentarios:

  1. La película Primavera del 41 está muy presente en mi recuerdo, pero no he leído nada de Ida Frank, ahora con tu entrada has despertado mi curiosidad. Cuando tenga un momento me paso por la biblioteca a ver que encuentro.

    Un abrazo.

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    1. Pues mira, Conchi, así puedes unir las dos cosas: música y literatura.

      Dichoso día. Un abrazo.

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  2. Totalmente de acuerdo con tus palabras como podemos preocuparnos por cosas sin importancia y dejar de lado lo que realmente importa.
    Buscaré a Ida Frank y esos relatos.
    Bonito fragmento musical que has compartido.
    Un saludo

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    1. Me alegro de que te guste la música. Creo que también te gustarán los relatos y la forma de escribirlos.

      Saludos.

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  3. Fascinantes vidas. No conocía las escritura de esta mujer, así que procuraré leerla.

    Saludos.

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  4. No conozco a esta escritora pero ya está apuntada en mi libreta de búsquedas. Comparto contigo esa sorpresa de cómo se pierde el tiempo en asuntos intrascendentes sobre los que los medios de comunicación arman mucho ruido.

    Abrazos!!

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  5. Parece interesante, sobre todo acompañado de Buxtehude

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