Leo Músika de Javier Azpeitia, novela que recoge los cinco últimos años de Eurípides –del 411 al 406 antes de nuestra era (el novelista lo llama «antes de la era común»)–, que asume la versión popular de que el poeta murió en Macedonia despedazado por una jauría de mastines. Y recoge también la historia de Mora, esclava escribiente del dramaturgo, procedente de la hispana región de Tartesos. El relato dispone de un ritmo entretenido, aunque a veces el ambiente se satura por un exceso de datos, traídos de manera aleatoria. (La obra tiene el valor añadido de incluir un mapa de la zona mediterránea clásica en las partes interiores de la cubierta y las solapas).
Violencia. En el libro se muestran las palabras que le dice la sacerdotisa Numa a su hija Mora, cuando de joven esta tiene que dejar el santuario para ir a Cartago a cohabitar con Híram, el sacerdote guerrero que se ha encaprichado de ella. Mora le pide a su madre que le enseñe embrujos para deshacerse de él: "La diosa es Músika: un poema, una canción, un baile, una historia. Sirve para conocerse y conocer el mundo, no para matar. La magia es un cuento para fenicios, Mora. Haz el favor de no creerte las historias de dioses que intervienen en la vida que te van a contar en Cartago, o acabarás tan perdida como ellos. Si quieres matar tienes que empuñar un arma, igual que hacen ellos: pero matar te destruye también a ti. Los poemas sirven como ayuda para sobrevivir, pero no hieren: te enseñan a conversar con los que murieron, a entender la naturaleza y ponerla de tu lado. Si necesitas huir, busca un barco..."
Lo
paradójico es que, unas páginas más adelante, es Numa (ante una situación
límite) la que mata al cartaginés con un certero tajo de espada que le rebaña
el cuello.
Dilemas. Salud
[La ilustración, según puede apreciarse, es de Caravaggio].
El mundo clásico occidental inagotable.
ResponderEliminarMuy oportuna la cita para estos tiempos europeos.
Saludos
Ya lo creo, Anónimo. El ánimo con el que se enfrentan las situaciones ha variado poco.
EliminarSaludos
No hay dioses. Solo hombres que hacen su destino, al menos cuando les dejan y cuando no también
ResponderEliminarebge
Lo hacen y lo deshacen.
EliminarSomos gotas de agua en el mar del Poder.
saludos
Estaría más que al límite y la poesía no sirvió de nada.
ResponderEliminarAbrazos.
Seguramente, Conchi.
ResponderEliminarAbrazos