sábado, 1 de octubre de 2022

Un mes en Siena (con Hisham Matar)

 

Puede conocerse una ciudad por deseo y por abandono. Claro que para ello es necesario disponer de tiempo y de medios, pues ambos elementos favorecen este propósito. Es lo que hace Hisham Matar (1970) con Siena. Este autor nacido en Nueva York de progenitores libios se cría entre Trípoli y El Cairo, y se hace universitario en Londres, en donde vive la mayor parte del tiempo. Cuando la familia estaba exiliada en El Cairo, en 1990, secuestraron a su padre y lo llevaron a Libia, y allí desapareció. Hisham vuelve a su país tres décadas después para buscar noticias de su padre. Empeño inútil, que deja reflejado en El regreso (2017).

Entretanto se despierta en él la querencia por la pintura de la escuela sienesa, en auge entre los siglos XIII al XV, al visitar con frecuencia la National Gallery y contemplar a Duccio di Buoninsegna. Años y años alimenta el deseo de viajar a la ciudad toscana. En 2019 cree llegado el momento de cumplir su anhelo. Y allí se aposenta en una casa alquilada, palacete antiguo, y se deja llevar. Tiene tiempo. Deambula por la sinuosidad de sus calles, sube y baja escaleras, atraviesa las murallas hacia el campo, contacta con gente, asiste a clases de italiano… Llega a la Piazza del Campo y se tumba en sus losas. Se sienta en la blancura del Duomo. Entra en el Palazzo Publico y se demora por días en la Alegoría del buen gobierno de Lorenzetti en la Sala dei Nove. Cae en la Pinacoteca y en el Oratorio de San Bernardino.

«Aquellas pinturas no eran bizantinas ni renacentistas, constituían un mundo aparte, como una anomalía entre capítulos, como la orquesta que afina sus cuerdas en el intermedio del concierto». El libro, las apreciaciones del autor requieren confianza, concentración, dejarlas entrar en nuestra mente. No siempre es fácil, pero el viaje es gratificante. Sorprende.

Salud

3 comentarios:

  1. Sin duda, por lo que dices, puede también viajarse con un libro, ya que imagino que eso es lo que has hecho con Siena.

    Saludos

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  2. Parece ser que sí, Anónimo. Seguro que tiene sus ventajas y, claro, sus inconvenientes.

    Saludos

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  3. Ya me gustaría hacer ese viaje a Siena y recorrer esas callejuelas y plazas.

    Abrazos.

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