Escribir, escribir y escribir fue la pasión de Louis de Rouvroy (1675-1755), duque se Saint-Simon, historiador y político (que pasó una parte de su vida como embajador en la corte española). Durante setenta años escribió cada día y, de ellos, los últimos treinta lo hizo como actividad principal, una vez que se había retirado de la vida pública. Esta actividad no era nada barata en aquel tiempo, de ahí que gastara toda una fortuna en papel y tinta, y que a su muerte dejara una notable cuenta deudora a un proveedor de velas. Miles de páginas escritas salieron de sus manos y por ellas desfilaron cientos de personajes de la época. Además, era un gran aficionado a los libros, reuniendo una biblioteca de 6.233 volúmenes, de cuya organización se encargaba un bibliotecario.
Sin duda, su obra cumbre fueron sus Memorias. La obra ha tenido profundas influencias en la literatura moderna, algunas de ellas reconocidas, así Sthendal y Proust. En este escrito, apenas dejó traslucir intimidades. Observador penetrante de la conducta ajena, no abría resquicios a sus motivaciones personales. Era un libro para explicar lo que había sucedido, no lo que era él.
A los veinte años se casa con Marie-Grabrielle de Lorges (de diecisiete) y, al contrario de lo que solía suceder, fue una pareja unida y amante («poseía la perfección de un sentido justo y exquisito en todo», escribía sobre ella). Ya retirado el duque, cuando alcanzaba la página 1.155 de sus memorias, ocurrió la muerte de Marie-Grabielle. Abatido, dibujó una línea de lágrimas centrada por una cruz. Cerró el cuaderno y abandonó la escritura durante meses enteros.
Vaya, ella era parte de su vida y de su literatura.
ResponderEliminarToda una vida de escritura, plumeando de día y de noche con aquellas velas a cuya luz se dejaría la vista. Un tipo con vocación y disciplina. Ahora, gracias a su esfuerzo, tenemos esas Memorias que seguro proporcionan algún rato de placer, y satisfacción a los curiosos por personajes históricos.
"poseía la perfección de un sentido justo y exquisito en todo"
ResponderEliminarAlguien que dedicándose a escribir es capaz de no escribir sobre el y además escribe cosas como esta de otra persona se merece un OLE!
Pinta bien, habrá que buscar un ejemplar de sus Memorias.
ResponderEliminarQue bonito lo que dice de su mujer
Sí, ebge, la verdad que dejó una obra monumental.
ResponderEliminarBueno, Ayla, dedicó a su mujer párrafos entrañables. Su muerte ocurrió cuando el escritor tenía 75 años y la situación le creó algunos remordimientos al pensar que, ya próximo a la muerte, se dedicaba a escribir de la mundanidad cortesana.
ResponderEliminarPero se dijo: "Saber siempre es bueno".
Vale, Nadia, puedes comenzar a leerlas (además, hoy me he enterado de que vas a tener todo el tiempo del mundo para ello. Enhorabuena).
ResponderEliminarVaya, por lo que decís parece que el duque y su esposa se consideraban mutuamente, y ello no sólo una temporadita, sino a lo largo de la vida. Gusta ver que esto es posible, en un mundo en el que muchos seres humanos son tratados como fardos que se cogen o desechan al albur de los intereses del momento.
ResponderEliminarSi no me equivoco, las "Memorias" de Saint-Simon describen muchas facetas de la Corte y del Reinado de Luis XIV, y de la posterior etapa de regencia.
Saludos.
Pues sí, Elvira, se refieren a esa época.
ResponderEliminarSaludos.