martes, 3 de enero de 2012

Anillo de derrota


«La Bibliotecaria comenzó el año con una derrota. Atenta al dolor, envió un mensaje a las dos personas cercanas que habían perdido a un ser querido durante los meses pasados: Deseo que, en las heladas noches, tu dolor no sea tan inmenso como su valía (emulando en el texto, confusamente, palabras propias con alguna escena de Macbeth). Poco más daba de sí esta mañana primera del año, pues en las llanuras de fuera y en las de adentro se había suspendido la vida, paliada en todo caso por el tibio sol que estaba aguando la escarcha en los sembrados. El sendero era recorrido por tres hileras de hierba seca, que tenían a su vera una estrecha línea blanca, allí donde permanecía la sombra.

»Se sentó en un mojón y depositó en la tierra El gato de Schrödinger en el árbol de Mandelbrot, de Ernst P. Fischer (Ed. Crítica, 2008), que había llevado de compañía. Tomó su anillo y lo colocó en el centro de la palma de la mano izquierda. Ese día necesitaba el Uroboros para entrar en la posibilidad, en ese tercer estado entre la realidad objetiva y la percepción subjetiva, que no existe hasta que no das con él, en el que se disuelven y resuelven los asuntos complicados. Se concentró.

»No recuerda el tiempo que permaneció así. El sonido lejano de las campanas la volvió. El viento soplaba con fuerza. Se abrigó. Al parecer, nada había sucedido en el duermevela, las aguas no habían dejado ninguna canastilla en la orilla. En la palma de la mano, ahora algo dolorida, quedaba la silueta de un círculo caliente. Añoró la dicha de los sueños de Kekulé (1829-1896).»

5 comentarios:

  1. No conocía a Kekulé, al final todo es el eterno retorno, pero me quedo con el dragón que devora su cola, antes que con los anillos químicos.

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  2. Feliz año, Esther. Los dragones parecen ser buena compañía para estas fechas: dan calorcico.

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  3. Hola, perdón por no felicitar el año, además que va a ser "draconiano"

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  4. Ja, ja. Sí, Esther, y ya se sabe que (aunando a Schiller y Wilde) "contra la mediocridad, hasta los dioses trabajan en vano".

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  5. Es imposible huir de la realidad ni siquiera viajando al mundo de los sueños, siempre hay que volver así que mejor acabar cuanto antes, la bibliotecaria lo sabe bien y siempre se enfunda su traje de torera para asir la cornamenta de los problemas con la ayuda de su mejor estoque, acudir a shakespeare la entretiene pero no la ayuda.
    Algun día se emprende el viaje sin retorno y piensa que seguro que no querrá volver.
    FELIZ AÑO!

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