lunes, 14 de enero de 2013

Por primera vez. Mala reputación

«Los cómics son un excelente roró», le digo a la Bibliotecaria. Ella no es que sea completamente de mi opinión, pero se aviene complacida a compartir la afición si se los leo y dramatizo, incluyendo en la puesta en escena verbal todo un arsenal de recursos sonoros. En la elección que hago de ellos en la biblioteca de barrio, procuro que no contengan demasiada violencia, pues no se me da muy bien escenificar la roja sangre.

Este fin de semana le he llevado una pequeña sorpresa (que, además, todavía no tienen en la Biblioteca) que me han regalado para Reyes. Algo referido al primer músico que obtuvo el Premio Nacional de Poesía en Francia (y digamos, de paso, que también era el primer anarquista a quien se lo concedían): Georges Brassens (1921-1981), compositor que no entendía muy bien qué era esa basura de los derechos de autoría. Precisamente el cómic lleva por título Georges Brassens, la libertad, que sirvió de catálogo en la exposición que se le hizo en París al cantautor francés en 2011, elaborado por Joann Sfar, sobradamente conocido por sus películas de Gainsburg y El gato del rabino, y sus cómics, que reflejan su semitismo.

La edición española, llevada adelante por Fulgencio Pimentel (2012), incluye comentarios de cuatro periodistas, en los que nos informan de múltiples facetas del poeta, entre ellas que la música de Brassens ha influido extensamente en cantautores españoles, adentrándose en melodías como Mediterráneo y Penélope, de Serrat; Pongamos que hablo de Madrid, de Sabina; Feo, fuerte y formal, de Loquillo; etc. Amén de las versiones que le hacen Javier Krahe (La tormenta, Marieta), Paco Ibáñez (La mala reputación), Loquillo, Luis Rueda, Arbolito, etc.

Todo sea por una efectiva lullaby.

2 comentarios:

  1. No conocía estos temas -el mundo de los cantautores me queda un poco lejos y lo tenía asociado a la política y la protesta-. Por las canciones, por cierto bien conocidas, que mencionas, esa definición que tenía en mi cabeza de todo esto se queda muy estrecha.
    Siempre es un maridaje reñido el de la música y la palabra.

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  2. Ya sabes, ebge, lo que denominan la intertextualidad.

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