Con frecuencia, el inicio de
las narraciones que comienzan con la vejez
suele ser una circunstancia, un modo de trabar una historia que se
retrotrae a épocas anteriores de la vida de sus protagonistas. El arte de volar, de Antonio Altarriba,
hecho novela gráfica con la aportación de Kim, es una muestra de ello. La persona
anciana ‒algo demente, en muchas de estas ocasiones‒, mediante el recurso
literario oportuno, da con los elementos con los que poder configurar el hilo
de su existencia.
Por ello, decíamos en la
anotación anterior que nos había sorprendido el libro Nosotros en la noche, de Ken Haruf. El protagonismo corre a cargo
de Addi Moore y Louis Waters, de unos 70 años, viuda y viudo respectivamente,
que han tenido vecindad durante más de media vida, sin que hubieran compartido acontecimientos
de la misma, solo viéndose las veces que se cruzaban, tal como puede sucedernos
con quienes habitan cerca de nuestra casa (porque, claro, es una pequeña
población de Colorado y allí se suele vivir con jardín).
Una tarde (¿o mañana?), ella
le hace una propuesta y él, sin meditarla demasiado, acepta. Desean tener
compañía durante los momentos más interminables de los días. Ahí comienza una
historia de amor sosegado, de dulzura sobrevenida, inesperada…, para la que no
hay concesiones de ficción. Cada cual tiene su progenie. La independencia (aun
en quien ya ha pasado por todas las cadenas) no existe. El cuerpo impone su
ley.
Ken Haruf (1943-2014)
escribe esta novela una vez que su médico le ha pronosticado que le resta poco
tiempo de vida. Tiene 71 años y, antes de desaparecer, pone su empeño en narrar
esta historia; además, de forma diáfana, en donde los diálogos se funden con la
existencia, con ella y él.
[Salud. A la espera de que
la vida transcurra por sus historias].
La verdad que no es corriente dar con protagonistas maduros. Se agradece la información.
ResponderEliminarSaludos.
Ya lo creo, Anónimo. Se repite en los medios de información que somos una sociedad de "jóvenes", y la literatura lo refrenda.
EliminarSaludos.
Pinta interesante el libro Ignacio, también los mayores tienen vida y experiencia para contarla.
ResponderEliminarUn abrazo.
Ya lo creo, Conchi. Sosegada y pasional.
EliminarUn abrazo. Gracias.
Buena la propuesta, apetece encontrar lecturas en que los protagonistas no tengan miedo de la edad, en una sociedad en la que parece que a partir de cierta edad es como si no hubiera vida.
ResponderEliminarSaludos Ignacio
Es cierto, Conxita. Por ello, el libro tiene ese atractivo.
EliminarSaludos.
Vaya, que gran decisión escribir un libro en lugar de compadecerse y sufrir el final de la vida, interesante. Y el libro por lo que cuentas también lo es, así que habrá que buscarlo :)
ResponderEliminarUn fuerte abrazo.
Ya lo creo que es una decisión sublime. es dejar herencia a la humanidad.
ResponderEliminarAbrazos.