jueves, 5 de julio de 2018

Verano (amistades y fronteras)


Con la indolencia espontánea que nos proporcionan los meses de verano ‒ya las lilas quemadas; las golondrinas, criadas‒, iniciamos las anotaciones de julio y agosto, a sabiendas de que estarán tocadas por esa calma que los ímpetus laboriosos confunden a menudo con pereza o, incluso, galbana. Reivindiquemos, pues, la ignavia con que nos inunda la dejadez de las olas.
Leemos “Los viejos camaradas”:
Alegra esa cara,
hombre
‒dicen, dándote una
palmadita en la espalda‒,
hay que ser más
optimista,
tú al menos puedes
contarlo, ¿no?,
otros no tienen tanta suerte.

Y luego miran enseguida
el reloj,
y se van.

No vaya a ser
que se lo cuentes.
Son versos de Karmelo C. Iribarren, anotados en La frontera y otros poemas (2018).

4 comentarios:

  1. Elegante entrada, un buen poema para comenzar la semana. Saludos!

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    1. Gracias, Taty. Es de esperar que la semana continúe dulce.

      Saludos.

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  2. ¡Ja, ja! (aunque tiene su miga).

    Lo de la indolencia queda acertado.

    Saludos

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