viernes, 19 de febrero de 2021

Capitalismo de la vigilancia

 

Cada vez que leo un libro como La era del capitalismo de la vigilancia (2020) de la socióloga Shoshana Zuboff (1951) me quedo igual de perplejo que cuando nos explicaban en la adolescencia-juventud el modo en que funcionaba la sociedad capitalista de consumo (antes de que llegara la neoliberal, basada en las experiencias únicas, compradas también, claro). «La libertad es una quimera», me decía, y trataba de convencer a quienes me rodeaban de aquella desgracia, al tiempo que me adhería a quienes se habían empapado de dicha teoría. No concebía que pudiera llevarse una vida normal ante tamaña estafa. ¿Cómo no nos rebelamos y rechazamos lo que aceptamos sin más?

Ahora ya no me veo envuelto en esas ansias proselitistas –lo que supone un descanso considerable, si bien la vida pierde en intensidad–, pero me atrae la lectura de estos textos que analizan un lado de nuestro entorno poliédrico. A Shoshana Zuboff la conocí cuando habló en los ochenta (del siglo pasado) de la era de la máquina inteligente, después de lo cual nos llegaron los ordenadores personales y los teléfonos smart –la información como energía–; en los inicios de siglo hablaba de la economía del soporte, la que comprendía los servicios creados a medida de quien consume, ofertados por el capitalismo digital. Con el presente, nos habla de la modulación de nuestras conductas; es decir, somos la materia prima gratuita de la economía «para una serie de prácticas comerciales ocultas de extracción, predicción y ventas».

Sí, de nuevo el capitalismo se las apaña para llegar a «grandes concentraciones de riqueza, conocimiento y poder que no tienen precedente en la historia humana». Son 850 páginas clarividentes, que desvelan al Gran Otro, en una «expropiación de derechos humanos cruciales que perfectamente puede considerarse como un golpe desde arriba: un derrocamiento de la soberanía del pueblo».

Por ello inicia el libro con el número XVIII de los Sonetos de China de W. H. Auden: «Helados por el Presente, su pesadumbre y su ruido, / al despertar suspiramos por un Sur antiguo, / una cálida y desnuda era de instintivo aplomo, / en boca inocente, un sabor a gozo. / De noche, en nuestros refugios, soñamos tener un hueco / en los bailes del Futuro…».

Salud

6 comentarios:

  1. Pues sí, es como una cita de Murakami que no recuerdo tal cual es, pero que viene a decir que en esta época nos explotamos a nosotros mismos y encima pensamos que debemos estar felices por hacerlo. La gran mentira e hipocresía del neoliberalismo. Un abrazo libre de corona...

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    1. Ya, Esther. Por fortuna, hay variedad de gente que hace esos análisis. Por desgracia, no les prestamos la suficiente atención y acción.

      Abrazos.

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  2. La verdad que estos libros nos remiten a lo que ya sabemos pero que no queremos calibrar.

    Saludos

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    1. Es algo parecido a lo que comentaba en la respuesta del anterior comentario.

      Quizá algún día...

      Saludos

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  3. El tema capitalismo siempre me ha dado que pensar pues pienso creo que estamos en sus garras Ignacio.

    Abrazos.

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    1. En eso coincidimos, Conchi. A medio plazo, siempre gana el dinero.

      Abrazos

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