Me cuadra ello con lo
narrado por Isabela Figueiredo (1963) en Cuaderno
de memorias coloniales. Tiene la particularidad de estar contado por una
persona perteneciente a la élite colonizadora. Una singularidad que la aparta
de la mayoría de la literatura poscolonial que (por fortuna) tenemos a mano en
el último medio siglo. Razón por la que es considerada una traidora por quienes
compartieron su época africana, gente que se consideraba con el derecho de
actuar como lo hacía. Y razón por la que ha tardado más de treinta años en
elaborar estas memorias de su infancia y primera adolescencia en Mozambique,
sobre todo en Lourenço Marques, nombre con el que designaban a la actual
Maputo.
«La autora revela sin tapujos la violencia y el racismo feroz y normalizado y, ya en Portugal, el peso que le supondría su condición de “retornada”». Igualmente, se muestra la violencia de los días de independencia, en los que se desata la rabia de la población negra hacia la blanca. Se explica, así, el éxito del libro.
Resulta curioso lo que comentas de que esté escrito por una persona que perteneció a la élite.
ResponderEliminarHistorias para no dormir.
Saludos
Efectivamente, es curioso que sea así. Se necesita un cierto valor, imagino, para hacerlo y que transcurra el tiempo suficiente para ello.
EliminarSaludos
Valiente la autora y se entiende que haya tardado tanto en poder escribirlo y que se la tache de traidora, callar es lo que se acostumbra a hacer, así que bien por ella.
ResponderEliminarInteresante propuesta.
Un abrazo Ignacio
Estoy de acuerdo contigo, Conxita, no es fácil contar que has decepcionado a tu padre.
EliminarAbrazos
Me lo apunto, creo que me va a gustar mucho. Esas vivencias, vidas, con todo lo que tienen de durísimo y amargo, reflejan muy bien otras épocas y la historia.
ResponderEliminarCasi seguro que te va a gustar, Esther. Tiene, además, una escritura sugerente.
EliminarAbrazos
Buenos días Ignacio, me parece un libro muy interesante, así que tomo nota para cuando tenga un hueco en la lectura. Muchas gracias.
ResponderEliminarAbrazos.
Me alegro, Conchi, a ver si tienes la fortuna de topar con él.
EliminarAbrazos