Hace unos días me preguntaban mis sobrinas cuál es la esencia de la literaturidad –no con estas palabras–, y se me ocurrió decirles que era la forma, la manera en la que están colocadas determinadas palabras en el texto, que las diferencia del habla cotidiana, con la pretensión de provocar en quien lee una reacción emocional, reflexiva, estética, recreativa… Según decía aquel novelista, lo que más tiempo quita para escribir es ser escritor/a.
Con Agota Kristof (1935-2011)
tengo siempre la sensación de estar en esa literaturidad. No sé, es como la
patria, como el mar. Sabes que existe ese lugar en el que tú sucedes (al menos
durante su lectura). Ayer (1995,
traducida en 2021), una novela desarrollada en siete relatos, mueve a sus
personajes –¡¿cómo no?!– en las circunstancias biográficas de la autora, con
una prosa de relojería. Se inicia con los versos presagio: «Ayer todo era más
bello / la música en los árboles / el viento en mi pelo / y en tus manos
tendidas / el sol».
Puede parecer extraño que la escritura de Agota produzca sensaciones de prodigalidad e, incluso, placenteras, pues sus historias –y esta también lo hace; hay quien lo llama feroz nihilismo– presentan el desvalimiento del ser humano que se mueve en el desamparo y desconsuelo en un mundo de alienaciones. Pero no es fácil encontrar novelas que combinen con tanta coherencia estilo y contenido, argumento y narración, gelidez de la aventura y poesía.
La editorial ha decidido que
uno de sus colofones sea de Pessoa: «El corazón, si pudiese pensar, se pararía».
Salud
Sí que pintas atractiva la novela "Ayer".
ResponderEliminarSeguro que merece la pena dar con ella.
Saludos
Es corta, como buena parte de su obra, pero creo que merece la pena.
EliminarSaludos
Hola Ignacio, no he leído nunca nada de esta escritora pero nunca es tarde para adentrarme en una de sus novelas. Gracias por traerla.
ResponderEliminarUn abrazo.
Pues me alegro, Conchi, de que pueda interesarte la literatura que traigo aquí.
EliminarAbrazos
Gracias por tantos descubrimientos
ResponderEliminarDe nada, Esther, es una correspondencia.
EliminarAbrazos