En el territorio de la creación son frecuentes las conexiones entre sus lugares, ya sean de la ficción, del sonido o de la educación. En alguno de ellos conviven varios sin dificultad. Es el caso de Santiniketan, escuela experimental fundada por Rabindranath Tagore en 1901 en esa pequeña localidad de la Bengala occidental (en la India), que gracias al dinero que recibió del Premio Nobel en 1913 se consolidó como centro universitario de referencia mundial. Experiencia que supera –creemos– a realizaciones como Solentiname, por citar una de América (más centrada en la pintura).
Allí nace (casualmente)
Amartya Sen en 1933, a donde vuelve en los años cuarenta a estudiar, con lo que
inicia una trayectoria que le lleva a recibir el Premio Nobel de Economía en
1998 (y el Princesa de Asturias de Ciencias Sociales en 2021). Emulando el
título de la novela de Tagore La casa y
el mundo, Amartya escribe sus memorias con el nombre de Un hogar en el mundo. Afirma que no hay
por qué tener un solo hogar, lo cual molesta a muchos de los periodistas que le
preguntan cuál es el suyo y les responde que «me siento perfectamente en casa
aquí, ahora mismo», cuando le hacen la pregunta en alguno de los lugares en los
que ha habitado: Santiniketan; Daca (Bangladés), donde crece; Mandalay (Birmania);
Calcuta, donde participa en los movimientos estudiantiles; el Trinity College
de Cambridge (Inglaterra), etc.
Un hogar en el mundo es un
libro de personas y paisajes, además de ideas. Se navega por los ríos de
Bengala con la curiosidad de una adolescente. Se asiste a las disputas
nacionalistas religiosas entre hindúes y musulmanes, destruyendo los cauces
participativos que ambas culturas tenían antes de que los intereses partidistas
de grupos y personas “convencieran” a estas comunidades de que eran
irremediablemente antagónicas. Se sale de la India para estudiar en Europa y América,
y observar el comportamiento humano en los diversos países…
Más de quinientas páginas ante un conversador intuitivo y afable, de palabra precisa, en la que a veces asoma la inocencia.
Salud
Tenía noticia de Santiniketan como un lugar de libertad educadora. Tagore fue un autor muy apreciado por mí en la juventud.
ResponderEliminarGracias por remozarlo
De nada. Creo que Tagore, en efecto, es una autor que atrae en la adolescencia y juventud. O, al menos, lo hacía antes.
EliminarSaludos
Vaya bonita reflexión Ignacio,
ResponderEliminarUn hogar en el mundo es un libro de personas y paisajes, además de ideas.
Muy interesante, gracias por compartirlo.
Disculparme porque he andado bastante desaparecida de los blogs, pero ahora poco a poco voy recuperando la actividad bloguera.
Un abrazo
Hola, Conxita, ya había visto que estabas algo ausente de tu bitácora. No importa. Tenemos épocas con ocupaciones diversas y no damos para todo.
EliminarMe alegro de volver a leerte.
Abrazos
Por lo que nos describes pienso que me gustará leerlo, tomo nota. Gracias.
ResponderEliminarUn abrazo.
De nada, Conchi. Me alegro que te atraiga el libro.
EliminarAbrazos.