martes, 1 de noviembre de 2022

La maestra japonesa en la bahía de los peces

 

He leído estos días Carpas para la Vehrmacht de Ota Pavel (1930-1973), un autor checo cuya vida está profundamente marcada por el tiempo que le tocó vivir; hijo de padre judío en la Checoeslovaquia invadida por el nazismo, los años le reservaban la sorpresa triste de la enfermedad mental que le va asaltando desde los 34 años hasta que fallece tempranamente. Para fortuna de la literatura, Ota escribe en los años finales un par de obras –completa las carpas con Cómo encontré a los peces– que le consagran como escritor hábil en el género de la autoficción, tan extendido en el presente siglo (hasta llegar al Nobel de Ernaux). Lenguaje sencillo, coloquial, nada fácil de traducir, narrado con voz infantil, tras los recuerdos adultos.

Por su lado, Sakae Tsuboi (1899-1967) en Veinticuatro ojos, novela traducida ahora, que se publica en 1952 en Japón, donde se ha adaptado al cine y a series de televisión, también nos traslada a una sociedad de paz y guerra, esta vez al otro lado del globo, pues la acción se inicia en 1928, en una aldea alejada al final de un cabo a la que llega una joven maestra, frágil de cuerpo, vigorosa de espíritu. Recorre veinte años desde la juventud desbordante, y se cruza la guerra…

Igualmente de lenguaje sencillo, con la simplicidad de una pintura románica, la maestra Hisako Oishi se desenvuelve entre el asombro de los aldeanos, y de las niñas y niños a quienes atiende solo durante un par de trimestres, pero con los que establece lazos de por vida. Sin proclamas, las páginas están colmadas de actitudes pacíficas, contrastando con la propaganda bélica patriótica omnipresente en la sociedad japonesa de los años treinta. De igual modo, se crispan ante la fatalidad de que una niña no pueda elegir el destino que tendría si hubiera nacido niño.

Lecciones literarias. Salud

4 comentarios:

  1. Dos culturas tan diferentes y, al parecer, dos libros interesantes y atractivos. La literatura tiene lo común.

    Saludos

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    1. Sí, cierto, la literatura muestra lo común de las civilizaciones.

      Saludos

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  2. Ahora tengo mucha lectura pendiente pero tomo nota para más adelante. Gracias.

    Un abrazo.

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    1. Ya, Conchi, es algo que nos sucede a menudo. Pero es útil el contar con propuestas que nos atraigan.

      Abrazos

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