Hacia mitad del pasado siglo, el poeta Ricardo Molina (Puente Genil, 1916-Córdoba, 1969), fundador del grupo y de la revista Cántico, escribió La viña florecida, obra que permaneció inédita, pero de la que se escogieron los poemas que configuran Corimbo, libro de 1949, que se incluyó en la edición de la obra poética que realizó Visor en 2007.
Releíamos sus versos la semana pasada y, siendo según eran un entretenimiento, han pasado a convertirse en sobrecogedores en estos días en los que el mar ha entrado a formar parte del destino de tantas personas en Japón. En especial, los salmos de la sección Los fuegos solitarios:
«Confesar tu nombre en el jardín virtuoso –es simplemente pronunciar tu aroma.
»Es gozarse en la inteligencia del perfume que exhalan –las difíciles horas del éxtasis.
»Pero confesarlo bajo el cielo nublado –en esta árida tierra barrida por la asoladora tempestad de nuestras palabras,
»es sentirse los labios devorados por un ácido horrible –y ver, pétalo a pétalo, exfoliarse la rosa de la carne en un largo otoño de corrupción,
»y dejar el espíritu precipitarse al abismo, intentando en vano apagar su voz –en el aullido desesperado donde cruje el castigo de tus sílabas, Dios».
Que los días venideros sean más propicios en sus vidas.
Releíamos sus versos la semana pasada y, siendo según eran un entretenimiento, han pasado a convertirse en sobrecogedores en estos días en los que el mar ha entrado a formar parte del destino de tantas personas en Japón. En especial, los salmos de la sección Los fuegos solitarios:
«Confesar tu nombre en el jardín virtuoso –es simplemente pronunciar tu aroma.
»Es gozarse en la inteligencia del perfume que exhalan –las difíciles horas del éxtasis.
»Pero confesarlo bajo el cielo nublado –en esta árida tierra barrida por la asoladora tempestad de nuestras palabras,
»es sentirse los labios devorados por un ácido horrible –y ver, pétalo a pétalo, exfoliarse la rosa de la carne en un largo otoño de corrupción,
»y dejar el espíritu precipitarse al abismo, intentando en vano apagar su voz –en el aullido desesperado donde cruje el castigo de tus sílabas, Dios».
Que los días venideros sean más propicios en sus vidas.
Qué foto!!! es estremecedora... como lo son tb los versos adornando esta tragedia...
ResponderEliminarQue todo vuelva pronto a la normalidad.
ResponderEliminarU abrazo.
Sí, Mafi, realmente sobrecogedor.
ResponderEliminarOjalá sea así, Elena.
ResponderEliminarUn abrazo.
Es increible lo de Japón y eso que están super preparados para los terremotos.
ResponderEliminarEspero que en poco tiempo se recuperen, porque es una gran potencia y aunque no nos lo parezca nos afecta a todos.
Lo importante es que no vaya a más la amenaza nuclear.
ResponderEliminarYo me quedo con lo último, "que los días venideros sean más propicios en sus vidas".
ResponderEliminarSeguro que si
Seguro, Ayla.
ResponderEliminarBuen día.