martes, 13 de agosto de 2013

Martes y trece



La palabra une la huella visible con la cosa invisible, con la ausente, con la cosa deseada o temida, como un frágil puente improvisado tendido sobre el vacío

                 (Italo Calvino)

En estos días en los que las golondrinas van dejando algo vacíos los cielos de Burgos y en los que vienen las magnolias a sus calles y parques, andamos en compañía de los pensamientos de Calvino. Y entre vuelos y nacencias nos visitan los negros sonetos del místico Jean-Baptiste Chassignet (1571-1635), así este CCCLXXXI (con traducción de Marie-Cristhine de Michel y Luis Alberto de Cuenca, en Clarín):

He querido viajar, pero al final el viaje
me ha hecho retirarme –malcontento– a mi casa.
He querido quedarme a solas en mi estudio
y, al fin, la soledad me ha resultado odiosa.

He querido embarcarme, mas la navegación
de la vida a la muerte me ha hecho desesperar.
He querido, por puro placer, labrar la tierra
y, al fin, he despreciado la vida del labriego.

He querido probar las ciencias y las artes,
y, al fin, nada he sabido. He corrido los riesgos
de cruentos combates: la guerra ahora me ofende.

¡Ah, la imbecilidad del ánimo curioso
que todo lo desea, descontento de todo,
y, dudando, no llega a saber nada cierto!
 

Lo dicho, martes y trece. Salud.

2 comentarios:

  1. Una magnolia y una golondrina, ¿para qué la curiosidad en estos días?

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    1. La verdad que sí, Anónimo. La labranza la dejamos para el otoño.

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