Margarita me ha regalado un
broche con la imagen de la Recolectora de miel de la cueva de la Araña, cercana
al río Escalona, en Bicorp, Valencia. Es una representación prehistórica única
de esta actividad, que puede situarse entre 8.000 y 5.000 años atrás. Hace
tiempo ‒desde que se puede copiar y pegar‒ que utilizo la imagen como elemento
ilustrativo en la solapa de algunos textos que voy elaborando, incluso en los
de seriedad académica, en su momento. Me gusta pensar que es posible la
convivencia armónica entre seres humanos y, abundando, entre seres humanos y el
entorno en el que viven. Y esta imagen ‒no sé por qué‒ me lleva a imaginar que
ha habido épocas en que ello se ha dado.
Lo curioso de la situación
es que Margarita (de Salamanca) conoce mi atracción por este grabado, pero
desconoce que el club de lectura en el que estoy (de Burgos) se llama
precisamente así, La Recolectora, y que tiene adoptada a la rampante mujer como
imagen del mismo. ¿Qué otra cosa son la escritura y la lectura que abejas
elaborando miel desde las flores y recolectoras saboreando sus dulces palabras?
El
lunes fui con mi regalo en el jersey a la Casa Redonda de La Recolectora y la
gente se moría de envidia. Ayudó a paliar el asunto del día: el comentario al
libro La ofensa, de Ricardo Menéndez
Salmón. Una lúcida exposición de la insensibilidad hacia el horror que se
produce en las guerras ‒continuada en Derrumbe
y El corrector con los estragos de la
mentira y con la doxa que alimentan
la mayoría de personalidades públicas que nos arengan y nos gobiernan, le pouvoir est maudit‒, la cual dio pie
a una sesión memorable para quienes asistimos a ella. Lecturas a las que puede acudirse para escapar y, tal vez, paliar el vocerío presente, pues, en palabras de su autor, "un buen libro es una mala noticia para el poder".
[Las
fotografías son de Chus, memoria de nuestra actividad, aunque faltan cinco].
La recolectora o cómo recoger grano (o miel) de todos los lados. Con actitud receptiva se obran milagros.
ResponderEliminarUn valioso apunte, ebge, que no sé si oirán quienes tienen oídos para oír.
EliminarQué bonita manera de describir la escritura, por dios.
ResponderEliminarOjalá los seres humanos viviéramos en paz. ¿Tú crees que alguna vez ha sido así?
Es un bonito broche :)
Besos
No sé, Celia, no sé si hemos vivido en paz en alguna ocasión. Me gusta imaginarlo.
EliminarSí que es bonito el broche.
Besos.
Sin duda esa convivencia armónica que deseas se vive en vuestras tertulias literarias.
ResponderEliminarEfectivamente, Marcos, son espacios singulares, que aumentan la concordia.
EliminarEfectivamente el lunes asistimos a una sesión de la recolectora memorable, efectivamente, también, el broche es precioso y nos mató la envidia.
ResponderEliminarMuchas gracias por ayudarnos a recolectar con criterio.
Gracias por tus palabras, marga. Sin recolectoras no sería posible la vida.
EliminarDichosos días.
El broche es muy bonito, besitos.
ResponderEliminarGracias, Cristina.
EliminarBesos.
El broche es muy bonito, besitos.
ResponderEliminarCon acierto vuestra tertulia se llama La Recolectora, entre otras cosas por el predominio femenino. ¿Está en nuestras manos la lectura en la actualidad?
ResponderEliminarSímbolo y broche son, desde luego, envidiables. Y el libro, objeto de la tertulia, que no conozco, es actual. La insensibilidad ante las guerras, ante la miseria... es trágica.
Un abrazo y feliz semana!!
Feliz semana, U-topia.
EliminarSeguramente está en vuestras manos (y mentes) la lectura. No sé si dejarán que entréis en más lugares.
Abrazos.