Nadie vale más que tú,
pero tampoco nadie vale menos.
(proverbio
de la Amazonía)
Los chopos han puesto
amarillo el suelo de El Parral. La lluvia que anuncia el viento lo dejará brillante.
Elijo unas hojas sin puntos negros ni bordes decaídos y las pongo entre las
páginas de ¿Quién es Alexander
Grothendieck?, de Winfried Scharlau. La verdad es que lo que me gustaría es
coger las que han caído de las dos moreras que están junto a la casa del
antiguo albergue, en el centro del parque, pero tendría que abrir la puerta de
la cerca para llegar a ellas, y el perro está plácidamente tumbado ahí. Esas sí
que tienen luz. Podría distribuirlas entre la nueva edición de José Menese, biografía jonda, de Génesis
García –me interesan los puntos de vista de esta mujer y las reflexiones a que
me obliga–, y la de Artistas, de
James, Hawthorne y Kafka ‒«nuestra duda es nuestra pasión y nuestra pasión es
nuestro cometido».
El 24, martes, es Día de la
Biblioteca. Fecha en la que Burgostecarios cumple su décimo aniversario. Ya
sabemos que la mayoría de quienes aparecen en las tribunas públicas no
frecuentan las bibliotecas –apenas si las consideran un apéndice electoralista–.
Podríamos preguntarnos si tampoco lo hacen quienes llenan las plazas. Queda
claro que no cuando se lleva entrada de alabarda.
Y, en los casos en que sí las pisan, cuál es la utilidad de las mismas. En las
estanterías se hallan numerosos testimonios de libertad, de entendimiento comunal, de iniciación, que superan las épocas de pandillas adolescentes y aborrecen las cadenas, largas o cortas.
«Yo llevo en el bolso mi
porción de coltán», escribe Carmen Camacho en Campo de fuerza. Ahí pongo pétalos de rosa de las que aún florecen.
Al igual que en los dos volúmenes de la Obra
poética de Elena Martín Vivaldi (1907-1998), a la que homenajea Rafael
Guillén: «Siempre llegamos a destiempo. / Cada llegada es un fracaso. / Parte
ya el tren y conseguimos / subir en marcha. Todo en vano. / Nos lleva. Pero ya
se ha ido».
[Salud. A la espera de que
la Vida instaure examen de sentido común en quienes van a gobernar la res publica].
¡¡Feliz aniversario!! Aún añoro aquellos primeros tiempos. Gracias a todos los que habéis hecho posible este blog.
ResponderEliminarGracias, Pedro. (Casi) todo se transforma.
EliminarSaludos.
Feliz aniversario Ignacio.
ResponderEliminarDéjame compartir una cita de Los amores de un bibliómano que dice mucho mejor que yo lo que siento por estos grandes compañeros.
Risa para mis momentos más alegres, distracción para mis preocupaciones, consuelo para mis pesares, charla ociosa para mis momentos de mayor pereza, consejo para mis dudas, y seguridad contra mis miedos. Todo esto me dan mis libros, con una prontitud y una certeza y una alegría que son más que humanas. Por eso yo no sería humano si no amara a estos amigos y np sintiera eterna gratitud hacía ellos.. Eugene Field
Besos y feliz semana
¡Menuda cita, Conxita! La guardaremos entre algodones.
EliminarBesos a ti.
Felicidades, Ignacio.
ResponderEliminarLas bibliotecas deberían ser lugares protegidos y mimados por las administraciones, de sobra sé que no es así. Quizás la falta de sentido común de quienes nos gobiernan sea el resultado esperado de esa falta de atención a la lectura.
Un abrazo!!
En eso estamos, Laura, tratando de que las bibliotecas sean tomadas en serio. Pero, ya sabes, lo del sentido común no es moneda corriente en quienes nos adminsitran.
EliminarAbrazos.
No habrá sentido común ni pétalos entre las hojas de los libros por parte de quienes no los leen ni los entienden. Mientras decido si esta noche leo en libro electrónico o me doy al papel, yo seguiré poniendo flores y hojas en mis libros, luego no me acordaré por qué lo hice ni qué significó...
ResponderEliminarY, Esther, pero ahí estarán las flores y las hojas. A mí me ocurre igual, lo que me reserva sorpresas agradables cuando vuelvo a sus páginas.
EliminarAbrazos.
Enhorabuena. Parece mentira lo que dan de sí estas hormiguitas que corretean el papel de arriba a abajo.
ResponderEliminarGracias, ebge. No cabe duda de que las hormiguitas son incansables.
EliminarEn mis libros de lectura suelo poner pétalos de rosas o bien el último punto de lectura que me haya traído la familia o amigos. ¡¡Felicidades por esos diez años de Burgostecarios!!.
ResponderEliminarQue paséis un feliz marte de aniversario Ignacio.
Un abrazo
Gracias, Conchi. Una costumbre agradecida lo de los pétalos y marcadores.
EliminarGracias, de nuevo, por tus deseos y un abrazo.
Felicidades a todos! a los que empezamos, a Ignacio por su gran trabajo con el blog, con la lectura, a todos vosotros que seguís fielmente su gran trabajo. Es una alegría y un gran honor el haber visto estos 10 años desde aquí.
ResponderEliminarFelicidades, también, a ti, Amalia, por todo lo que supone dar nacimiento a una criatura semejante.
EliminarAbrazos.