lunes, 13 de diciembre de 2010

Prostitución (I)

«La Bibliotecaria también se acercó al escaparate de la librería. En la zona de la izquierda habían quedado unos libros en aparente desorden, con aspecto de recién dejados, de los que le llamó la atención uno.
―Mira: An to lo gía de poet as pro s ti tu tas chi nas (Si glo cin co – Siglo diez no veinti uno) –leyó despaciosamente–, creo que pone.
―Cómpralo –le dijo Marina, después de que, de puntillas, alcanzara a leer el título con claridad―. Es una recopilación de Guojian Chen.

Dudó un instante, pues estaba acostumbrada a tomar los libros prestados, pero lo adquirió. Salieron a la calle. Era una tibia mañana de diciembre, con sol algo opaco en el cielo deshilachado. La gente visitaba las tiendas, cargaba con bolsas e iba llenando las aceras. La Bibliotecaria abrió el libro y lo fue hojeando de adelante hacia atrás y de atrás hacia adelante. Era bilingüe y, en las páginas impares, destacaban los negros ideogramas. “Lee en alto”. Sorteando a los viandantes, se detenía de manera aleatoria en los poemas y recitaba a Gu Hengbo, Wang Wei, Zhao Luanluan…: «Mi amado dice que la flor rosada es mi rostro […] Mi corazón, igual que la luna, helado […] Ataviada así, mi marido / me mira con una sonrisa». E iba diluyéndose el vocerío del alrededor.

La Bibliotecaria notó que poco a poco el libro comenzaba a quemarle entre las manos. Se sentía incómoda y se sorprendía de lo pensaba: “¿Acaso es menos cruel nuestro refinamiento, al editar y exponer esta obra, que el de las matronas de los burdeles que obligaban a leer y escribir poesía a estas mujeres (esclavas) para cobrar más dinero por sus servicios?”. Bajaron hacia el río.

Improvisado en la barca
Para mis padres, pesa más
el dinero que su hija.
Y así, con el laúd entre los brazos,
recorro sola mil y mil leguas.
Al claro de la luna,
tras mi interpretación,
no cesan de aplaudirme.
No saben que no han escuchado música,
sino los sollozos de mi alma rota.
(Lu Huinu, siglo XIV, en Hangzhou)
[Continuará... esta semana]

10 comentarios:

  1. ¿El poema final es de una prostituta? me parece muy hermoso.

    Un beso.

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  2. Sí, es de una prostituta china sel siglo XVI.

    Un beso a ti, Elena.

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  3. Buenos días, Burgostecarios:

    Precioso poema, siglo XIV, en Hangzhou.
    Actualmente, en el evolucionado siglo XXI, ¿qué poemas escribirán las prostitutas?.
    Pongo un enlace:
    Liu Fang-( pipa –laúd chino)

    Saludos. Gelu

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  4. Como en las series que enganchan esperaré la II parte. Me ha gustado mucho

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  5. ¿QUé es menos cruel, esta edición o la matrona obligando a escribirlo?

    Uno de la Asociación Nacional del Rifle argüiría que las armas no son malas. ¿Debemos coincidir con este parecer?
    Quizá los argumentos tampoco posean contenido moral.

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  6. Duro oficio el del amor al peso, con el cuerpo desposeido y el alma sin sitio ya no quedan lágrimas ni lamentos sólo poesía y el gran desinfectante del espíritu, la música.
    Más poemas señor LAVELA que nos has dejado con las ganas. :)

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  7. Gracias por el enlace, Gelu. Estamos de estremecimientos.

    Saludos.

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  8. No lo sé ebge. Solo sé que no me gustaría apreciar la vida como la pueda ver alguien que posee un rifle por el placer de su compañía.

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  9. Gracias, Ayla. No tenía seguridad de que pudiera gustar a alguien. (Pronto llegará la segunda parte [de las tres que componen la serie]).

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  10. Muy acertada, Mafi (según creo). Ya sabes que (esta vez) continuará.

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