viernes, 17 de diciembre de 2010

Prostitución (y III)

»Contrastaba la ardiente sensación que tenía la Bibliotecaria en su interior con la palidez de su rostro. Se creía depositaria de siglos de historia, la llamaban con miles de nombres, se encontraba en el lecho −aplastada− sin poder escapar. Marina hizo un símil (del que se arrepintió al instante) comentando que se iba pareciendo a una flor de cerezo. Lo cierto es que le preocupaba el estado de su amiga, que no remitía en sus quejas: “¿Acaso tenemos derecho, en nombre de la excelencia o de la erudición, a destrozar su reposo? ¿Somos gente sin entrañas?”

»Marina tomó a la Bibliotecaria del brazete y salieron del puente en dirección sur. Atravesaron la antigua plaza de tierra, cogiendo la senda que serpenteaba por la suave ladera que miraba hacia la ciudad. A mitad de cuesta se toparon con el hotel. Entraron en la cafetería. Estaba animada. El mostrador rebosaba de color, con apetecibles texturas, en las que se adivinaba su sabor. Se sentaron junto a un ventanal, que pudieron entreabrir, y Marina se acercó a la camarera a pedir un vaso de agua. La Bibliotecaria, al quitarse el abrigo y doblarlo en el respaldo de la silla, rozó un papel; era la carta que había olvidado echar en Correos.

Se levantó de repente y corrió hacia los servicios. Marina puso la mano, con amorosa firmeza, en la blanquecina frente de la Bibliotecaria cuando ésta se inclinó hacia adelante».


Añorando a mi amado (Según la melodía Soñando con el sur)

Ya me marcho de la Isla de la Garceta,
dejando la hoja esmeralda del loto,
sola, con la flor rosada.
Amorosa pareja de desamor.
Amentos del sauce revolotean
Para juntarse en la pena de mi cítara.
El viento roza la cortina de brocado.
Me sorprende la pronta llegada del otoño.

¿Dónde estaba él? A la clara luz de la luna.
Media noche. Le agarré de los brazos,
De los adornos de oro que llevaba.
¡Cuánto nos encantaban
Aquellos lotos lozanos!
Y ahora, mi corazón en las nieblas.

(Liu Rushi [1618-1664] fue vendida a los ocho años. Compuso veinte poemas cuando fue expulsada de la casa del poeta Chen Zilon, su amante, después de que éste emprendiera un viaje. Vuelta al burdel, de nuevo se emparejó con el también poeta Quian Quianyi y, al morir éste, se suicidó).

4 comentarios:

  1. Tremenda historia, y muy triste que hoy en día aún sea una realidad.
    Saludos.

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  2. Sí, Elena, en eso ha cambiado poco la sociedad.

    Saludos.

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  3. Fue vendida a los 8 años..., como para no necesitar que te pongan la mano en la frente. En fin, como odice Elena sigue siendo una realidad aunque muchas veces miremos hacia otro lado.

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