martes, 1 de mayo de 2012

La atracción de lo erróneo

«Las sociedades actúan, en demasiadas ocasiones, como las personas», me dice la Bibliotecaria, «encuentran cierta satisfacción en dejarse atraer por el error, en no alejarse del camino -que tienen por seguro- que les mantiene en la ruta del dolor o la infelicidad». Y continúa hablándome de la consideración que se tiene a la mujer en distintas fases de la historia, a pesar de que se ha sabido de sobra que mujeres y hombres están en igualdad de potencialidades mentales. Es más, en la antigüedad clásica se creía que diosas y musas habían sido mujeres de carne y hueso. «Y fíjate −insiste− en lo que contribuyeron al desarrollo. Minerva, símbolo de sabiduría, inventó el olivo (aceite y paz), además de la música (flauta) y la danza; hizo lo propio con el cálculo (cifras); nos enseñó a tejer, hilar y bordar; y, en fin, ideó un tipo de escritura taquigráfica. ¡Y qué decir de Isis, Ceres o Aracne!». Y me comenta que hay pocos libros tan instructivos, en este sentido, como La ciudad de las damas, de Cristine de Pizan (1364-1430), poetisa veneciana, historiadora y moralista.

«Ya lo he leído», le digo, «y ciertamente que es un elenco envidiable de mujeres significativas». A menudo me pregunto por qué existe esa superioridad masculina desde antaño. ¿Tal vez por dedicarse a actividades opresoras como la guerra, lo cual les ha proporcionado −además− la facultad de escribir la Historia, borrando de ella a sus compañeras (como sostenía William Alexander)? Lo cierto es que ha habido suficientes hombres que han afirmado la igualdad. Ahí tenemos, por ejemplo, al cartesiano Poullain de la Barre (1647-1725) que, en 1673, afirma (apoyándose en Anatomía) que la mente no tiene sexo, por lo que las mujeres pueden desempeñar cualquier oficio o profesión de las acaparadas por los hombres. Y, sin embargo, incluso la filósofa natural –física, diríamos hoy− Margaret Cavendish (1627-1674) afirmará la blandura y frialdad de la inteligencia femenina para desarrollar pensamientos rigurosos; siendo, no obstante, una dama rompedora en ciencia y en convenciones sociales, con 14 libros escritos firmados con su nombre (algo incomprensible entonces).

Las musas son quienes inspiran nuestros pasos. Pero…

6 comentarios:

  1. Pues sí, yo estoy segura de que el potencial de la mente no tiene sexo. Abogo por la igualdad entre hombre y mujer, y por ello estoy en contra de la discriminación positiva y de las mujeres/cuota.

    Un abrazo Lavela.

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  2. No te falta razón, Elena. Pero, ya sabes que, por encima de mujeres y hombres, está la Política.

    Un abrazo para ti.

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  3. Las sociedades... encuentran cierta satisfacción en... no alejarse del camino -que tienen por seguro- que les mantiene en la ruta del dolor o la infelicidad
    Será que algunos masoquistas nos tiran de las sociedades en esa dolorosa dirección.

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  4. Puede ser, ebge. Aunque es algo en lo que nos entrenamos (casi) todo el mundo desde la niñez.

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  5. Siendo la bibliotecaria, bibliotecaria y mujer (toma ya) sabe una cosa; que teniendo los dos géneros cerebro, mente y alma (esta parte es objeto de discusión en alguna parte del mundo)y pudiendo llegar a metas semejantes, en algo difieren y es en sus puntos fuertes pero sobre todo en los débiles, ese agujerito que nunca se cierra y permite el acceso a lo inexpugnable de uno mismo (y no hablo escatológicamente)ahí si que no somos iguales... la diferencia existe y no es mala.
    No sé porqué mis libros favoritos están escritos por mujeres...

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  6. Claro, Amalia. La Bibliotecaria sabe muy bien las diferencias.

    ¿Has leído la conferencia Mujer y dinero, de Isabel Escudero? No sé qué opinarías.

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