La primera vez que oi el
término apache aplicado fuera del
contexto que conocía, el indio, me dejó algo descolocado, pero no pregunté lo
que significaba por no quedar en entredicho, pues se suponía que tenía que
estar al tanto de ello. Pasados unos años volví a leerlo en las memorias de un
exiliado español de la Semana Trágica (1909) a Francia cuando narra que viajaba
en tren sin billete y, una vez pillado, le acusan de apache. Es así que me puse manos a la obra y quedó desechada mi
ignorancia en este punto, lo cual me ha permitido entender el porqué del nombre
dado a un servidor de internet llamado Apache, pues la red de redes tiene mucho
de libertad en su construcción desde sus orígenes –la contracultura
estadounidense de los setenta la toma como cauce, sin controles, para
comunicarse– y ello queda patente en muchas de sus denominaciones.
Viene a cuenta lo anterior
porque acaban de traducir (2017) las Mémoires
de Casque d’Or, bajo el título Los
apaches de París. Hacía tiempo que no me divertía tanto con un libro.
Fueron escritas en su momento por Amélie Élie (1878-1933), llamada la Reina de
los apaches por haber sido compañera amante de varios de los líderes de las
cuadrillas de jóvenes que campaban por sus respetos en el París de finales del
siglo XIX y principios del XX –«Si vas a París, papá, / cuidado con los
apaches…»–, las cuales solían buscar refugio en los depauperados barrios
obreros.
Las publicó seriadas el
periódico Fin di Siècle en 1902. A
pesar de que el texto pasó por el tamiz del periodista Henri Frémont, conserva
la frescura de alguien que vivía la vida según le venía y de alguien que tenía
inteligencia natural y valentía para moverse en ámbitos tan intensos como
peligrosos y cambiantes. Quienes amen el cine, posiblemente conozcan la Casque d’Or de Jacques Becker, con
Simone Signoret, en la que se puede apreciar ese casco de cabello rubio que la
coronaba.
[Salud. Nos van hurtando la
alegría de ser de una tierra a cambio del deber de pertenecer a una (o dos)
estrecha(s) nación(es)].
Gracias, a mí también se me escapa su significado, aunque pudiera suponer algo.
ResponderEliminarLa frase de la tierra y las naciones me resulta genial. ¡Ojalá se extendiera!
Saludos
Gracias, Anónimo. A partir de ahora ya podemos entenderlo.
EliminarLa tierra es algo común y cada terreno tiene un significado para toda persona que lo habita. Eso se le ocurre a cualquiera.
Saludos.