Nada
sino un gesto,
el gesto
de una boca
discreta
y sensual,
y la claridad de una mente.
……………………………
¿Qué
palabras sonoras
que ya
no suenan,
que no
sonaron nunca,
son las palabras decisivas?
Leer El Jardín (Hiperión, 1997) de César Simón (1932-1997) ‒libro al que
pertenecen “Rictus” y “¿Qué palabras?”, los poemas que encabezan esta entrada‒
es entrar en un lenguaje que se exprime hasta quedarse en los huesos. Habla de
la intimidad que cada cual vive consigo, esa que no podemos narrar en una
biografía. Hay quienes apenas cuentan con hechos reseñables en su existencia y,
sin embargo, atesoran enormidades en su ser y, por si fuera poco, disponen de
la facilidad de comunicarlo.
Leyendo, leyendo… a veces nos
encontramos con párrafos que parecen contestaciones a otros con los que nos
hemos topado en otros lugares. El referido escritor valenciano C. Simón ‒poeta,
narrador, ensayista, articulista y aun traductor‒ escribe en Siciliana: «Nuestro verdadero trabajo ni
se paga ni figura entre los estatutos profesionales. Rozamos con los dedos las
superficies para recoger su polvo, su electricidad muerta. Hemos trabajado
mucho de este modo». Y semeja contestación a lo dicho por Thoreau en Walden: «La verdadera cosecha de mi vida
diaria es algo tan intangible e inefable como los matices de la mañana o del
atardecer. He cogido un puñado de polvo estelar, un segmento del arco iris».
Se han ido al cosmos a
buscar la sustancia con la que rociarnos. No traen solo palabras. Es agonía y
belleza. «Te llamé algunas veces, / pero siempre aguardabas en esquina / o en
penumbra de árbol. / Y viniste, viniste, alma, / me tomaste del brazo / y me
dijiste: sigue, / estamos condenados en este mundo».
Pre-Textos ha editado en
2016 Poesía completa de César Simón,
con clarificador prólogo de Vicente Gallego y bibliografía de Begoña Pozo.
[Salud. A la espera de que
la Vida conceda palabras de carne a quienes gobiernan la res publica].
¿Qué palabras sonoras
ResponderEliminarque ya no suenan,
que no sonaron nunca,
son las palabras decisivas?
¡Qué belleza! Me las anoto igual que ese libro que no conocía.
Gracias por el descubrimiento Ignacio, uno más que me llevo de tu espacio.
Besos
Es cierto, Conxita, una belleza combinando eso que utilizamos a todas las horas: las palabras.
EliminarBesos.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
EliminarEse polvo cósmico que tocamos con los dedos en los poemas, a pesar de Platón.
ResponderEliminarSaludos.
Platón tenía sus cosas. Esa desconfianza en el arte, plasmador de imágenes pura sombra de la realidad.
EliminarSaludos.
Desde luego los dos poemas que nos muestras, al igual que tú describiéndolos como lo haces lo que sois es concisos y concretos, dos cualidades que ni he tenido, ni tendré jamás y desde ese punto de vista ya me parece admirable. Siempre he pensado que el uso de las palabras se convierte es un arte cuando con eres capaz de elegir las palabras precisas en número, sonido y significado, transmitiendo lo que te propones produciendo además la impresión en el lector que pretendes. Gracias por esta propuesta, parece que cumple todas esas premisas... y además de todo es un incomprendido traductor .. pobrecito jaja buscare si tengo oportunidad su libro, palabra ! ; )
ResponderEliminarUn abrazo muy fuerte Ignacio.
Yo no diría, María, que tengo una capacidad comunicativa mayor que la tuya. La verdad que llega lo que pretendes decir, incluso con creces.
EliminarGracias por venir y un abrazo.
Ignacio
Los poemas son de esos que captan la esencia de los momentos únicos en su simplicidad. Tus reflexiones valen un potosí.
ResponderEliminarTengo que hacer un ejercicio de paciencia porque la poesía me gusta pero me sacia enseguida.
Un abrazo.
La verdad que la poesía, Laura, exige un esfuerzo o mejor dicho un tiempo con el que cada vez contamos menos. Yo me lo impongo porque compensa.
Eliminarabrazos.