Hay personas a las que la
Historia les ofrece, una vez en la vida, oportunidades insospechadas. Si las
autoridades hubieran encarado a su tiempo la pandemia que nos penetra, alguien
pasaría a los anales de la historia de España como gran estratega; se le
recordaría por los años de los años. En cambio, ahora tienen que lidiar con
medidas implementadas entre cifras de mareo, ni más ni menos de lo que haríamos
cualquiera de los mortales a los que nos gobiernan. También los enjaularíamos
para que la Innombrable no les alcanzara con la guadaña (aunque tengan la
ventaja de contar con jardines en los que solazarse).
Un grupo de personas se
halla encadenado adentro de la caverna. En la pared del fondo ven figuras que
se mueven, y escuchan sonidos que no se sabe muy bien de dónde proceden. Son
reflejos de quienes se mueven alrededor de la fogata de la entrada. Las sombras
son la realidad. En esta temporada, nuestro lienzo, claro, no es la pared, sino
las pantallas de los aparatos que abundan en los domicilios que habitamos:
televisiones, smartphones, tabletas, ordenadores, etc. Por ahí pasa una notable
parte de la realidad a la que accedemos. Cada cual la elige según sus
creencias, gustos, inclinaciones, amistades, necesidades…
Es Platón que vuelve, según
suele hacer, aunque sirviera al tirano y nos donara la esclavitud hacia las ideas. Ya sabemos que uno de los
encadenados logró zafarse de los grilletes, salió a la luz del día y vio lo que
había. Entusiasmado, volvió a la caverna y narró lo que sucedía. Pero… no le
creyeron.
Aunque no hay que desesperar;
tiempo después, inventamos la organización, los colectivos independientes (para traspasar las cuatro fases del mito).
Salud.
Hay sombras y fantasmas que parecen más reales que lo tenemos alrededor.
ResponderEliminarEfectivanente, las sombras nos llaman a su encuentro de vez en cuando.
EliminarSaludos.
Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.
ResponderEliminarSombras, grandes estrategas, personas que paceden la indolencia de gobernantes... Estamos como en un teatrillo. El retablo de maese Pedro
ResponderEliminarEl teatro de la vida. La vida es teatro.
ResponderEliminarSalud.
Es muy probable que si las medidas la hubiesen adoptado a mediados de febrero la pandemia no habría alcanzado cotas tan altas. Cuídate Ignacio
ResponderEliminarUn abrazo.
Ahí estamos, Conchi, con esos debates. Ya no parecen tan preocupantes cono los referidos al futuro, en el que tampoco parece que haya teclas correctas que tocar.
EliminarAbrazos.
Siempre preferí a Aristóteles con sus peripatéticos. Para dar unas vueltas vaya. A cuidarse todos mucho. Un abrazo
ResponderEliminarJa, ja, Esther, una preferencia comprensible.
ResponderEliminarAbrazos.