Jacopo Fantoni era sacerdote y era, además, bibliotecario. En éstas, tuvo la audaz idea de autoproclamarse consejero espiritual de un burdel y, llevado de su celo apostólico, consideró necesario adoctrinar a sus pupilas en la cama. Pero, hete aquí, que sus compañeros de profesión (sacerdotal) consideraron (al menos en público) que este no era el camino de redención que tenía que practicar y topó con la Inquisición. El resultado fue que ingresó en prisión y estando allí pasaron los días y las noches hasta que le llegó la hora de la muerte.
Digamos, de paso, ya que estamos con asuntos de letras, que el poeta Tommaso Crudeli también tuvo problemas con el Santo Tribunal por dos versos de un poema escrito en honor de Filippo Buonarroti: «Él, que frenar solía / el tempestuoso vendaval del clero» (Ei che frenar solea / il tempestoso procellar del clero). Casi nada.
Si es que no pueden separarse los libros de las almas.
No entraré en detalles inquisitorios que todos conocemos y aborrecemos, me quedo con el colega y sus métodos. Si señor un bibliotecario bien listo.
ResponderEliminarTodavía me revuelvo cuando vi una muestra en Santillana del mar de las torturas utilizadas por el "hombre" ser humano por ende... desde la edad media hasta "nuestros días"... qué bestias somos los hombres... aunque más clamaba las utilizadas en estos últimos años que nada tienen que envidiar a las utilizadas entre otros "por la inquisición", en conclusión no tenemos remedio.
ResponderEliminarAlmas, camas, bibliotecarios, letras y carretas, jeje qué buena mezcla. ;)
El hombre está creado para realizar los actos sublimes más bellos, y horribles atrocidades hacia sus semejantes. Este fin de semana he estado viendo "Celda 211" y también se ven un montón de horribles torturas, venganzas...
ResponderEliminarSí, la condición humana. Albert Cohen en El libro de mi madre tiene algunas páginas soberbias al respecto. (Por cierto, es my recomendable pasear por los vericuetos de su Cefalonia.)
ResponderEliminarPero que no se diga..., para remediarlo, están las bibliotecas.
La verdad que cuando queremos podemos ser muy puñeteros, por decirlo finalmente, lo que está claro es que el señor cura tenía unos métodos un tanto curiosos, cuando menos, no??, o era muy avispado
ResponderEliminarLeído ahora parece una anécdota, pero cómo me alegro no haber vivido esas épocas tan tenebrosas y crueles. Incluso me resulta imposible imaginarme en ellas.
ResponderEliminarBesis gordis.
¡Hola, Isabel! Buen día.
ResponderEliminarPreferimos la nieve a la Inquisición, ¿no?
:D :D
ResponderEliminarEl hermano consolador no obtuvo la comprensión de la congregación cuando desnudaba su alma.