Ya que hemos comenzado este mes augusto con la poesía, continuemos en ello. Y no nos resulta equivocada compañía el libro de Miguel Munárriz, Poesía para los que leen prosa, que publicara Visor allá por 2004, con la pretensión de que la lectura de poemas sea tan placentera ―al menos― como lo es la prosa para muchas de las personas que leen. Incluso, para todas esas personas que, en alguna ocasión, entran en una librería con la intención de comprar algo de poesía, pero salen con un libro de prosa debajo del brazo (¡por una vez que se me había ocurrido!).
Hans Magnus Enzensberger (1927), poeta alemán, se despachó en 1957 con un primer libro de poemas (Defensa de los lobos), dando paso a una dilatada trayectoria literaria, en la que se desenvuelve con soltura en diversos géneros. Veamos su poema Para un libro de estudios superiores: no leas odas, hijo mío: lee los horarios de trenes.
son más exactos. despliega las cartas de navegación
mientras te queda tiempo. abre los ojos. no cantes.
vuelven los días en que clavarán
listas sobre las puertas y marcarán
el pecho de los que digan no.
aprende, mejor que yo, a pasar inadvertido.
cambia de barrio, de pasaporte, de cara.
haz el aprendizaje de una pequeña traición,
de la sucia salvación cotidiana.
las bulas son buenas para encender el fuego,
buenos los manifiestos para envolver mantequilla y sal.
te harán falta mucha cólera, mucha paciencia
para soplar en los pulmones del poder
el fino polvo asesino molido por aquellos
que mucho han aprendido,
por quien es exacto, por ti.
Hans Magnus Enzensberger (1927), poeta alemán, se despachó en 1957 con un primer libro de poemas (Defensa de los lobos), dando paso a una dilatada trayectoria literaria, en la que se desenvuelve con soltura en diversos géneros. Veamos su poema Para un libro de estudios superiores: no leas odas, hijo mío: lee los horarios de trenes.
son más exactos. despliega las cartas de navegación
mientras te queda tiempo. abre los ojos. no cantes.
vuelven los días en que clavarán
listas sobre las puertas y marcarán
el pecho de los que digan no.
aprende, mejor que yo, a pasar inadvertido.
cambia de barrio, de pasaporte, de cara.
haz el aprendizaje de una pequeña traición,
de la sucia salvación cotidiana.
las bulas son buenas para encender el fuego,
buenos los manifiestos para envolver mantequilla y sal.
te harán falta mucha cólera, mucha paciencia
para soplar en los pulmones del poder
el fino polvo asesino molido por aquellos
que mucho han aprendido,
por quien es exacto, por ti.
[La ilustración primera la tomamos de Ana Paula Bousquet.]
mira que a mí la poesía me gusta poco (porque normalmente no la entiendo, no por otra cosa), pero este poema como que veo más claro el sentimiento de un padre preocupado por un hijo, por un entorno incierto, me recuerda a las películas de nazis, de como los judíos debían pasar inadvertidos para que no fueran capturados, bueno quizás se esté refiriendo a otra cosa, no sé, eso es lo bueno de la poesía que cada cual puede ver distintos matices, no??.
ResponderEliminarAhora mismo un padre se estaba quejando porque su hijo lee mucho y tiene que venir muchas veces a la biblioteca, en fin! cada padre tiene unos deseos para sus hijos.
ResponderEliminarBueno, Nadia, la poesía es como el comer o el rascar. Todo es empezar.
ResponderEliminar¡Justo, Ayla! Ese es el momento de llevarlo a la poesía.
ResponderEliminarBuen día.
Este poema de Enzensberger me ha traido a la cabeza la palabra "comunicación". Alguien me dijo una vez, que una de las formas más sutiles de discriminación de un ser humano es no permitir que se exprese, retirarle la palabra. Por ello, bienvenida sea esta, si es correcta y tanto escrita en prosa como en verso.
ResponderEliminarSaludos.
Seguro, Elvira, que es así, aunque (según parece) retirar la palabra es una forma bastante burda de discriminación, ¿no crees?
ResponderEliminarSutil porque puede ir arrinconado a la "víctima". Sutil porque el "castigo" puede tardar en identificarse. Pero hasta lo sutil tiene en su polo opuesto lo burdo. Saludos y no nos apartemos tanto del poema que está lleno de inteligente acción.
ResponderEliminarSí, tienes razón en todo, en la sutilidad y en centrarse en el poema.
ResponderEliminarSaludos.