Cuando Kangjie observó por primera vez los dibujos de las huellas de los pájaros y creó la escritura, la vida se llenó de engaño y artificio.
Así habla la tradición china
respecto de la invención de la escritura por parte del ministro del Emperador
Amarillo. Y otros poetas de esta civilización ‒Li Bai (Alzo mi copa y convido a la luna. / Con mi sombra, ahora somos tres),
Du Fu (La guerra fue la causa de mi
vagar. / Si he logrado sobrevivir, / ha sido por casualidad), o Bai Juyi (¿Quiénes son esa gente? / pregunta un
curioso. / Son los mandarines / que nos gobiernan)‒ llegan a ser consejeros
del emperador y, al ver que el engaño y la adulación es la monedad corriente
del Poder, reniegan de sus cargos y vuelven a su beatus ille.
Yo, en esta isla de conocimiento
como es una biblioteca universitaria, me conformo con volver de vez en cuando a
Krisnamurti (1895-1986), el hombre al que quisieron endiosar y entronizar, pero
que se negó a fundar su religión. En una conferencia que da en la argentina
Universidad de La Plata, en 1935, le preguntan: «¿Qué hacer de la universidad
oficial?» Y responde: «Estáis educando aparte.
Un sistema semejante crea desórdenes en el mundo. Se os prepara para
profesionales o educadores. Se os prepara para ensamblaros en un régimen hecho;
os guste o no. Este régimen se basa en el espíritu de adquisición, miedo y
explotación. Estos tres factores dejan libres en el hombre ciertos deseos que
son los que crean entre los individuos las divisiones y las barreras.
»Tomemos por ejemplo el problema
de la Historia. Veréis que cada país ensalza sus héroes y patriotas en
detrimento de los de otros países. En esta forma se cultiva el nacionalismo.
Con libros, diarios, discursos, mítines hemos sido forzados a aceptar el
nacionalismo como un hecho real, de modo que gradualmente se nos va preparando
así para ser usados con fines de explotación. En esta forma, el nacionalismo se
convierte en una barrera para la humanidad».
¿Será verdad lo que dice la
tradición china?
Me inclino a pensar que el engaño y el artificio son innatos al lenguaje, más que a la propia escritura. Las estratagemas, las excusas... No necesitan tanto de papel como de rocambolescos argumentos. Bss
ResponderEliminarCreo que tienes mucha razón, Mere. ¡Toda una filósofa!
EliminarBesos.
Si nuestros sentidos, que aparentemente solo tienen que percibir o no, nos engañan, cuánto más lo hará el lenguaje, envuelto en un montón de procesos de nuestro entendimiento.
ResponderEliminarEl lenguaje es parte de nuestro propio patrón e idiosincracia. ¿Es necesario huir de uno mismo para ser uno mismo?
Salir y volver, ebge, tal vez es necesario.
EliminarLlego otra vez aquí a seguir aprendiendo cosas muy interesantes. Gracias siempre.
ResponderEliminarun saludo
De nada, Karin, ya sabes, dar y recibir.
EliminarUn saludo.