Los tejados centrales de
Punta Brava, junto al parque, amanecen blancos. La escarcha anda más densa en
las zonas cercanas al río. «Tienes deformación lectora», me dice la Camarera, «cuando
te pones a leer narraciones peculiares, después no te entusiasma nada convencional
durante una temporada». Y no le falta razón. La casualidad puso en mis manos (de
nuevo) hace poco Las palmeras salvajes,
de Faulkner, y (por vez primera) me llevó a leer unos capítulos de Mientras agonizo, obra que contaron con detenimiento
en un encuentro propiciado por la Escuela de Escritores de Burgos el pasado
sábado, acompañamiento muy digno del banquete (con asado y Ribera) que suelen
celebrar cada trimestre, al que hacía tiempo que no me unía.
¿Y qué le voy a hacer? Leer
lo que se llama la versión (traducción) que hace Borges en 1940 de Las palmeras salvajes, un año después de
su publicación en inglés, no te deja indiferente. Menos si lo condimentas con Mientras agonizo. En las dos obras
Faulkner hace lo que le da la gana. Vuelve de lado lo que suponemos que debería
estar de frente. Él es ella. Ella es él. Y estas situaciones a Borges ‒caballero
católico‒ no le cuadran demasiado, por lo que realiza sus propias componendas
sobre el texto, que, por cierto, sorprendentemente (o no) no ha tenido otra
traducción al español. ¡Lástima que mi inglés no dé suficiente para leer estas
obras en ese idioma sureño en el que escribe el Nobel!
Así que la Camarera me afea
el que no disfrute suficientemente La
rubia de ojos negros, de Benjamin Black (el negro de John Banville), y el que
no realicemos fuego cruzado con las redondas frases del irlandés mientras ella
pasea de lado a lado la barra atendiendo a la clientela. «Soy un profesional de
perder el tiempo», declamo para ver si responde, pero percibe el artificio. «Hasta
entonces había creído que Clare Cavendish podría romperme el corazón, sin darme
cuenta de que ya estaba roto».
No he leído esas dos de Faulkner. Me las apunto ya. Mil gracias!
ResponderEliminarBesos
La verdad, Celia, que no es literatura fácil, pero son los fundamentos de muchos de los libros que leemos. En fin, que seguro que lo sabes de sobra.
EliminarBesos.
Que buena recomendación, Borges, muy bueno!!!
ResponderEliminarYa lo creo, Karin. Dicen que es la "novela" que escribió en su vida.
EliminarSaludos.
Leí a Faulkner de muy joven y es una cuenta que tengo pendiente, releer y seguir con él.
ResponderEliminar¿Dices que Borges adultera la traducción? Qué feo!!
Abrazos!!
Podemos decir que es una versión (pues meterse contra Borges no es fácil), al igual que hace con Whitmann y otras traducciones.
EliminarAbrazos.
Justo ahora acabo de leer una reseña de la misma obra, no parece para nada una obra de fácil lectura. Cada vez estoy más convencida que los libros tienen un momento para ser leídos y creo que ahora, para mi, no es el de Faulkner.
ResponderEliminarUn saludo
Casualidades, Conxita. Cuando llegue tu momento faulkneriano, seguro que lo disfrutas.
EliminarUn saludo.
Es curiosa esa deformación lectora. Y, parece, que tiene su lógica.
ResponderEliminarSaludos
Ya, Anónimo, para mí sí que la tiene.
EliminarSaludos.