«Llevo poemas para cuando
nos veamos. No sabemos cuándo va a suceder. Seguramente dentro de unos meses,
aunque vivamos en la misma ciudad. Ambientes distintos. Costumbres distintas.
Besos distintos. Cenas distintas. Tampoco solemos llamarnos, salvo en las
escasas ocasiones en que atravesamos la niebla de la voluntad. No importa. Te veo
con los ojos abiertos. Así que cuando doy con esos versos que sé que son para
ti, los imprimo. Si es invierno, los llevo en el bolsillo interior de la
cazadora. Si es verano, en la bolsa de costado y, al anochecer, en el bolsillo
trasero. Nos encontraremos ‒algo de sonrojo‒. Charlaremos deprisa. Te daré el
poema…».
La
calma en el mundo anterior a Bach
Tuvo que existir un mundo anterior
a la Sonata a
trío en re menor, un mundo anterior a la Partita en la menor,
pero ¿qué clase de mundo?
Una Europa de vastos espacios vacíos, sin sonido,
por todas partes instrumentos dormidos
a través de cuyas teclas la Ofrenda Musical, El clave
bien temperado
jamás pasaron.
Iglesias aisladas
donde el verso de la soprano en la Pasión
nunca se entrelazó
en desamparado amor
con los suaves movimientos de la flauta,
paisajes anchos y suaves
donde nada rompe la calma
sino las hachas de los viejos leñadores,
los sanos ladridos de fuertes perros en invierno
y, como una campana, los patines que muerden el
hielo fresco;
las golondrinas que chillan en el aire estival,
la caracola que resuena en los oídos de un niño
y en ninguna parte Bach, en ninguna parte Bach,
el mundo en una calma de patinador antes de Bach.
[Es de Lars Gustafsson,
fallecido recientemente].
A ella le va a encantar :)
ResponderEliminarBesos
Eso espero, Celia.
EliminarBesos a ti.
Muy bonito ese llevar ese poema para cuando se encuentren y ese sonrojo...Alguien me dijo que las personas que se sonrojan están vivas. Precioso
ResponderEliminarUn saludo
Gracias, Conxita. No es un relato tan elaborado como los tuyos, pero...
EliminarSaludos.
Es precioso Ignacio.
EliminarFeliz día del libro.
Es hermoso!!!
ResponderEliminarGracias, Karin. Tenemos, como bien sabes, la posibilidad de vivir con la belleza.
EliminarComo un demiurgo, Bach usó el sonido de las caracolas, de las golondrinas, los patines en invierno, los ladridos y los patinadores, y los entrelazó para romper el silencio de los espacios vacíos. Explicar todo eso no cabe en un bolsillo, pero sí en un poema.
ResponderEliminarYa ves, ebge. A veces los asuntos requieren respuestas complejas, pero esta complejidad rompe la sencillez de los asuntos.
EliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarUna forma muy curiosa de contactar.
ResponderEliminarsaludos.
Sí, parece que con cada persona se puede producir un tipo de relación.
EliminarSaludos.
Me gusta todo. Llevar esos poemas encima para cuando se produce el encuentro y, por supuesto, ese poema hermosísimo.
ResponderEliminarAbrazos!!
A mí también me parece hermosísimo ese poema, los espacios que crea, los sonidos...
EliminarAbrazos.
Estupendo lo de llevar unos poemas para un futuro encuentro.
ResponderEliminarUn saludo.
He visto dejar poemas en el lavabo, en las rejas de una ventana y en la litera de un albergue. He visto brillar los ojos de quien los recibe, son la presencia de quien los escribe estando lejos del otro, son intimidad y emoción. Esperemos que si el beso, la cena, el ambiente y la costumbre son tan distintos, al menos los versos unan y no separen.
ResponderEliminarFeliz semana. Un abrazo