Leo la versión a historieta -Nela, 2013-
de Marianela (1878) de Galdós (1843-1920)
y me parece sentir que me hallo fuera del mapa, no por la adaptación de Rayco
Pulido, sino por el recuerdo que me trae de los alardes retóricos en la
narrativa de esta primera etapa literaria de don Benito, extendida a algunos de
sus personajes. Sin embargo, todavía percibo la firmeza de su argumento y no se
me olvidan esos ojos a los que les devuelven la vida que matan, esa María
Manuela que va a la tumba por el beso
del príncipe o esas rocas singulares del Reocín minero santanderino. Recordemos
que la obra tuvo una estimable aceptación y se ha convertido en ópera; por tres
veces ha sido cine; por dos, telenovela; por una, miniserie; y si Valle-Inclán
desistió de mudarla a teatro, sí lo hicieron los Álvarez Quintero, con unos
estrenos desde 1916 que dieron a conocer en España entera a la Xirgú -Margarita-
por su papel protagonista, ya cuando Galdós había quedado ¡¡ciego!!; sin que
dejemos de admirar Los ojos, con la
que el argentino Pablo Messiez la ha subido a las tablas con éxito en 2011.
Tal vez ese sentir me llegue por tener estos
días entre las manos el libro Fuera del
mapa (2017), del londinense Alastair Bonnet (1964), subtitulado un viaje extraordinario a lugares
inexplorados, que en la publicidad advierte que no es una guía de viajes.
Su primer atractivo es la cuidada edición de la obra, con las guardas y páginas
interiores ilustradas en colores y tono irreales.
Desde sus apartados puede llegarse a lugares perdidos, es decir, que nunca
existieron, tal Sandy Island, marcados en los mapas, pero que al acercarse; a
geografías ocultas, esas ciudades subterráneas de Capadocia o el llamado
Laberinto, los espacios urbanos cerrados o abandonados, que se han despertado
el interés exploratorio del siglo XXI; a tierras de nadie, así Nahuaterique,
salidas ahí cada vez que dos países deciden variar sus fronteras.
En fin, desde la mecedora, puedes desplazarte
a cementerios habitados, islas artificiales, estados sin territorio, rotondas
apátridas, aeropuertos ciudades, festivales edénicos o lugares efímeros. Todo
un festín para esa especie que se ama los diversos territorios.
[Salud. A la espera de la Vida invite al
banquete de los lugares a quienes gobiernan la res publica].
Me gustó "Marianela" en su momento, aunque ya no la recuerdo demasiado. Puede que fuera por esos ojos que cuentas.
ResponderEliminarSaludos.
Pues casi seguro que te gustaría el que comentamos, que, además, es ligero.
EliminarSaludos.
Hay momentos en que ese viajar desde la mecedora también está bien. Aunque leer siempre es un viaje a algún lugar.
ResponderEliminarUn abrazo
Ya lo creo, Conxita, y más en estos días de frío y nieve.
EliminarAbrazos.
Marianela la huerfanita lazarillo enamorada de Pablo que cuando recobra la vista se enamora de otra.. una gran obra sin duda, no tenía ni idea de todas esas adaptaciones que comentas, se nota que te gustan las ediciones ilustradas como historietas este es segundo libro que te pillo leyendo co dibujos ; )
ResponderEliminarY este otro que comentas tiene muy buena pinta, creo que era Mobi Dick la que comenzaba diciendo algo así como que los mejores lugares nunca están señalados en los mapas parece que este habla de muchos de ellos .. me lo apunto ; )
Muchas gracias, ahora que ha vuelto a llover en Galicia y hace un frío que pela me vuelvo a asomar por los lugares donde sé que hay calorcito en letras del bueno... un abrazo grande Ignacio.
Un par de razones excelentes, María, para que se crucen nuestras miradas: que llueva en Galicia y que visites esta biblioteca.
EliminarSí me gustan los cómics, historietas, novelas gráficas o como se desee llamarlas. En especial por las noches, cuando estoy sentado en la cama.
Abrazos (cálidos), chica.