lunes, 23 de febrero de 2009
Él y Ella
Es indudable que existen diferencias entre los hombres y las mujeres. Desde hace varios años abundan las charlas, escritos, seminarios, etc. que hablan de las peculiaridades de la escritura femenina. Ha surgido como una extensión, casi natural, de la obligada reivindicación que necesitaba el mundo de las mujeres en una sociedad en la que el Poder es detentado mayoritariamente por los hombres, los cuales imponen, además, las pautas culturales. También como una extensión, casi natural, esta actividad divulgadora crea un mundo económico –las charlas se pagan, las personas cobran– que, en buena medida, se alimenta a sí mismo, diluyendo lo que en un principio eran objetivos nítidos.
Nuestra pregunta es: ¿también aquí somos diferentes mujeres y hombres? Si nos guiamos por el ambiente cultural, parece que sí. Pero no todo es tan claro. Hay escritoras, caso de Enriqueta Antolín (según cuenta en su aportación a La Biblioteca del Naúfrago), que se niegan a asistir como ponentes a este tipo de charlas o seminarios, puesto que, al igual que opinamos en este barco, creen que el espacio literario es un lugar transformista. Lo mismo que pueden ser la pintura, la música o el mar.
Y para ilustrar lo que decimos, vaya un botón. La misma Enriqueta rememora «una curiosa experiencia que se llevó a cabo en las páginas de Babelia, el suplemento cultural de El País». Se encargó a escritores y escritoras que enviaran un relato breve, el cual se publicaría sin firma con su permiso, pero ocultándoles el propósito de lo que se pensaba hacer. Al publicarlos se pidió a quienes los leyeran que dijeran si creían que estaba escrito por un hombre o una mujer, y que lo razonaran. Las contestaciones no se hicieron esperar y, por supuesto, tampoco las explicaciones –«Sin ninguna duda, esto es de…»– correspondientes. Pues no, en muchos casos, eso no era de…, era de…
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Pues no, en muchos casos, eso no era de…, era de…
ResponderEliminarAich, como era de esperar patinaron muchos, seguramente porque creyeron ver lo que estaban esperando ver. Me recuerda a la anécdota de una amiga de mi hermana, paseando con su bebé adoptivo los conocidos decían que se le parecía mucho, sí señor, que no sabían si tenía más de papá o de mamá...
yo no creo que fuera capaz de distinguir sin dudar algo escrito por un hombre o por una mujer... creo que sería más fácil si sobre un tema en concreto escribieran hombres y mujeres, siendo la forma de tratarlo el hecho diferenciador... pero muy difícil.
ResponderEliminarAhora si digo, viva la diferencia... :)
Muy buena la anécdota, Biblioteclaria. Es verdad, estaban esperando ver o, incluso ni eso, estaban esperando agradar, cumplir. Recuerdo que, en la infancia, cuando iba nacía algún primo o prima en el pueblo, mi madre me mandaba ir a verlo "y no se te olvide decirle que se parece a su abuelo o abuela (dependiendo quién fuera mi familiar)".
ResponderEliminarAhora si digo, viva la diferencia... :) Pues, claro, Mafi, y que sea por muchos años.
Es difícil por no decir imposible diferenciar si el texto es de un hombre o una mujer. Aunque existen muchas diferencias entre uno y otr sexo, este es uno de los campos en que es imperceptible.
ResponderEliminarAhora bien debe quedar claro que detras de un gran hombre, siempre hay una gran mujer. je je
ssssssshhhh!!!! hermana y casi siempre delante, delante... XDDD
ResponderEliminarYo siempre he creido que hombres y mujeres estamos hechos de otra pasta y normalmente las diferencias son buenas, porque sino imaginar que todos fueramos iguales, sin discutir, pensando lo mismo, que rollo!!!!, así que viva la diferencia, como dice Mafi, además ahí está lo bueno no?? que cada uno aporte lo que lleva dentro.
ResponderEliminarSobre los parecidos de los niños, siempre pasa eso, que todos queremos agradar y tratas de buscar parecidos, cuando incluso es imposible que los haya, que le vamos hacer, somos así. ;)
debe quedar claro que detras o delante de un gran hombre, siempre hay una gran mujer
que razón llevas Ayla, esta frase me la dice muchas veces mi madre, y como bien sabéis las madres saben mucho XD
Yo podría oír un tambor y decir que es percusión pero poco más. Decidir a partir de una obra el sexo del autor se me antoja imposible.
ResponderEliminardiluyendo lo que en un principio eran objetivos nítidos,
Puede haber unos objetivos, los del profesional, y otros, los de la ciencia de que éste se ocupa. Lo que pasa es que la generalización de esta dicotomía nos lleva a un problema de legitimación en el progreso del conocimiento.
Hay un power point que ilustra de forma gráfica estas letras, se trata de averiguar si las posaderas son de ello o de ella. Y la realidad es sorprendente... (seguro que lo conocéis)
ResponderEliminarY la realidad es sorprendente... (seguro que lo conocéis)
ResponderEliminarAl convento no nos llegan este tipo de cosas,tenemos censura, pero estariamos encantadas de conocerlo, si la supe nos deja claro...
Cada vez hay menos diferencias....
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