«La verdad no se nos escapará», escribe Gottfried Keller (1819-1890, autor de Enrique el Verde). «Y no se les está escapando a quienes comercian –me dice la Bibliotecaria–. Cada vez que escucho la radio o veo la televisión me entra tal desánimo que casi no tengo fuerza de apretar el mando para apagarla. Al ver o escuchar un programa de noticias o debate, resulta que quien lo presenta me está diciendo que tal marca de coches es la idónea para ir este verano de vacaciones o que lo puedo hacer en tales hoteles o que puedo tomarme un aperitivo con tal marca de vino acompañándola de un exquisito jamón. Y todo ello sin variar el tono de voz, sin habilitar un espacio específico que diga esto es publicidad».
«Resulta –continúa– que las masacres de Siria son iguales a las gotas de colonia; que el endeudamiento (de quien lo padece) es similar al traje de aquella modista; que los desalojos de viviendas se endulzan con estas galletas. No, no se les escapa la verdad. Confundimos las calles, las minas, las nubes. Si nos dicen que cobraremos un 10% menos, no sabemos exactamente a qué se refieren. Si nos quedamos sin trabajo, nadie es responsable. Si gritamos, ¿qué demonios decimos?».
«Ya –le contesto–. Solo nos levantará la poesía, cuando decida variar el rumbo que apuntaba Crémer (a los 95 años):
Y los poetas
olvidaron a sus muertos, convencidos
de que la música de Vivaldi, por ejemplo,
era más valiosa que mil muertos en la India
o que veinte millones de trabajadores parados
en la putrefacta Europa».
[El cuadro es de Théodore Cassariau, Una pequeña poetisa árabe. La inicial es un anuncio de pintura].
Y si el que me cuenta el desastre se ríe tras la exposición, ¿será que no es tal el desastre? ¿será que me meten el miedo en el cuerpo para cortarme las alas? ¿les da miedo mi libertad?
ResponderEliminarEl desastre existe, lo sé, lo palpo, lo huelo, lo veo... pero también el miedo a la libertad, jamás convino al poder la libertad del pueblo.
Un abrazo Lavela.
Sí, Elena, díficil convivencia la del poder con la libertad del pueblo. Y el desastre... ya lo creo que existe.
ResponderEliminarUn abrazo para ti.
Es una tentación, desde luego, olvidar muertos o parados por la belleza de una música o de una estrofa. También es una tentación olvidar muertos o parados por un partido de fútbol o una corrida de toros.
ResponderEliminarLos hay que saben que olvidan, y también los hay que no lo saben. A los primeros ninguna campana los sacará de su embeleso, porque no es tal.
Ya, ebge, difícil está la conciencia, pero no la ayudamos en exceso.
ResponderEliminar¡Qué cansancio de tantas cosas! ¡qué infinito cansancio! Es tiempo de lucha o de exilio. Nos toca elegir.
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